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LAZARO IRIARTE, OFMCa,p ---------- LA RECONCILIACIÓN Y EL PERDÓN, CAMINO FRANCISCANO HACIA LA PAZ Riconciliazione ,e perdono, via francesoana della pace, en L'Jt.alia Fran– cescana 60 (1985) 427-438. Francisco de Asís vivió en una época que no fue una excepción respecto al siempre frágil don de la paz; más aún, vivió en uno de los momentos históricos más atormentados por la violencia. Había violencia política entre pontificado e imperio, reyes y magnates, güelfos y gibelinos, y entre otros poderes hegemónicos. Había violencia social: e1 mundo artesa– no y mercantil frente al poder patrimonial, las aspiraciones comunales enfrenta-das con el dominio feudal. Había también violencia ,por moti– vos religiosos: 11a inquisición frente a los movimientos evangélicos, la guerra contra los albigenses, la Cristiandad ,firentle al Islam... Pero aquel mundo, que atravesaba una profunda crisis de transición, experimentó con fiuerza la presencia del Poverello, hombre evangélico, tan iapaci!blle y respetuoso, que temía causar violencia incluso a la hierba que ¡pisaba. San Buenaventura no duda en Uamarlo «áng.el ,de ver:dadera paz» (LM Pról 1), y Tomás de Celano, con anterioridad, hace constar: «Los testigos de vista sabemos con cuánta tranquilidad y paz ha transcurrido el tiempo en vida del siervo de Cristo y cuán fecundo ha sido en toda clase de bienes» (2 Cel 52). ¿Cuál fue su secreto? Francisco no tuvo un programa de paz, no-articu– ló una carta de ilos derechos humanos, no ,denunció 1a violiencia... Lanzó, eso sí, su manifiesto de paz, como veremos. Pero su método fue muy simple: vivir el Evangelio del amor y del perdón, de 1a mansedumbre y la alegiría, el Evangelio de la fraternidad. l. «LOADO SEAS, MI SEÑOR, POR AQUELLOS QUE PERDONAN POR TU AMOR» En el Test,amento, echando una mirada retrospectiva sobre los días de su conversión, Francisco los ve envueltos en un misterio de amor y de misericordia. Para hacerlo saliir ,de sus «pecados», Dios lo condujo en me-

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