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VI. ORACION LITURGICA (n. 36-39) LECTURA DEL TEXTO Léase primero, de la Carta de San Francisco al Capítulo general, el párrafo sobre la recitación del Oficio Divino. Después, algunos nú– meros de la Presentación general de la Liturgia de las Horas, por ejem– plo los nn. 1-9 y 13-19. El Consejo Plenario de la Orden da especial importancia a los espa– cios de silencio en la recitación de las Horas: son intervalos de re– flexión, de respuesta interna a la palabra de Dios y a las expresiones de los salmos, de preparación a las oraciones conclusivas; por lo tanto tienen que tener una suficiente du– ración (cfr. Present. gen. Lit. de las Horas, n. 201-203). La experiencia demuestra que un medio excelente para vitalizar nues– tra oración comunitaria y para ha– cerla gustar a los fieles, es recitar las Horas con el grupo de fieles que frecuenta nuestras iglesias o que es objeto de nuestra atención pastoral, formando con ellos una comunidad de oración (n. 36). En nuestras fraternidades no siempre resulta fácil hacer de la ce– lebración eucarística el centro vital de la vida fraterna. La forma ideal es la concelebración de todos los hermanos sacerdotes, especialmente ahora que la Santa Sede ha facilita– do esta posibilidad, con el deseo de favorecer la participación activa de todos los religiosos (cfr. Declaración del 7 agosto 1972). Será necesario determinar el tiempo que sea más apto para que todos los hermanos puedan reunirse. Y si no fuera posible tener todos los días la Misa de fraternidad, no se ninguna excusa para no tenerla periódicamente, al menos una vez· por semana, de manera que sea una verdadera celebración comunitaria (n. 37). La liturgia, tanto de las Horas como de la Eucaristía, y las celebra– ciones de la Palabra, no siempre sa– tisfacen porque no llegan a alcanzar el grado de creatividad activa, que debe caracterizar todo acto litúrgico. Si se quiere evitar que la recitación se convierta en mecánica, es nece– sario designar a un hermano o a un equipo como responsable de prepa– rar y dirigir las celebraciones. Este es uno de los puntos de competencia del Capítulo local, según las Consti– tuciones (n. 38). La presencia eucarística de Cris– to es la prolongación de la eficacia de la celebración litúrgica y el cen– tro de nuestra fraternidad (n. 39). APLICACION A NUESTRA REALI– DAD CONCRETA 1. Revisión del modo de reali– zar cada día la Liturgia de las Ho– ras: regularidad, horario, recitación, asistencia. ¿Es posible hacerla, en todo o en parte, con la participación de los fieles? 2. ¿ Se tiene diariamente la ce– lebración eucarística? ¿Con la par– ticipación de todos los hermanos? ¿En caso negativo, cuál es la causa? ¿ Y siendo ésta justificada, se cele– bra al menos periódicamente la Misa de fraternidad? 71
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