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PRESENCIA PENITENCIAL Y PROFÉTICA DEL HERMANO MENOR 219 el modelo de la más alta misión femenina: María.57 Le profesaba abierta– mente un afecto sincero, que no tenía reparo en reconocer ante sus her– manos, lo mismo que el que profesaba a «fratel !acopa» de Settesogli (2 Cel 112, 204s; 3 Cel 37-39). Como fundador, no podía menos de establecer normas concretas sobre el modo de comportarse los hermanos con las mujeres, aunque no fuera más que por no dar lugar a sospechas y malas interpretaciones (1 R 12, 1-4; 2 R 11, 1-3). Pero no estamos obligados a tomar al pie de la letra cuanto le atribuye Tomás de Celano en los tres capítulos que dedica en la Vida II «contra la familiaridad con las mujeres, dulce veneno que hace flaquear aun a los hombres santos», si se e~ceptúa la parábola de los dos mensajeros mandados por cierto rey a la reina (2 Cel 112-114). 8. Frente a la herejía y los herejes En la concepción unitaria de la Christianitas medieval no había lugar ni para el infiel ni para el hereje. Cualquier brote de herejía ponía en guardia no sólo a los responsables de la Iglesia, sino aún más a los poderes feudales, como ante el peligro común más temible. Francisco inició su aventura evangélica en medio de un clima de verdadera obsesión anti– herética, y no faltaban motivos; una ola laica! reclamaba un puesto para el seglar en el pueblo de Dios como, desde el punto de vista social, lo recla– maba en la vida pública. Era la nueva clase artesanal y mercantil que, entre otras alternativas, planteaba a la conciencia cristiana el retorno al Evangelio y una mayor coherencia entre la fe y la vida. Eran inevitables las actitudes contestatarias y las desviaciones al chocar con los intereses creados y con la estructura clerical y beneficia! de la organización pastoral. 58 En plena cruzada armada contra los albigenses, el obispo Diego de Osma y santo Domingo optaron por los medios pacíficos de persuasión, pero echando mano de la controversia. Los dominicos no tardarían en ponerse al servicio de la Inquisición, que venía actuando desde el año 1179. Francisco no sólo rechazaba el recurso a las armas y, naturalmente, 57 Es interesante confrontar la Forma de vida dada por Francisco a Clara y sus hermanas con la antífona Santa Virgen María del Oficio de la Pasión (OfP Ant). 51 La literatura sobre el tema es abundante; me limito a los estudios que más pueden interesar: H. GRUNDMANN, Religiose Bewegungen im Mittelalter. Berlín 1935 (ed. fotostática Hildesheim); I laici nella «societas christiana» dei secoli XI e XII. Milano 1968; R. MANSELLI, Il medioevo come «Christianitas»: una scoperta romantica, en Concetto, storia, miti e immagini del medioevo, Firenze 1973, 51-133; Francescanesimo e vita religiosa dei laici nel '200. Assisi 1981.

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