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204 L. IRIARTE el uso del texto de Hechos 8, 20, que por primera vez aparece interpretado en el relato del martirio de san Berardo y sus compañeros como una maldición contra el dinero: Vaya tu dinero a la perdición y tú con él. 34 5. Frente a la prepotencia, la opresión y la violencia No es este el !lugar de exponer la misión de paz de Francisco; 35 me limito a -subrayar la posición evangélica que adoptó él ante las varias manifestaciones· de la violencia y de la injusticia; no pudo sentirse indife– rente ni pasivo, penetrado como estaba del respeto a la persona humana y del sentido de hermandad entre los hombres. La violencia existía en alto grado sea en forma de opresión y de explota– ción del débil, sea en forma de hostHidad cruenta entre las ciudades, ganosas de su propio encumbramiento y recelosas del auge de la ciudad rival, se& en forma de antagonismo entre familias y linajes, sea también a causa de aquel estado de luchas políticas de alto nivel entre güelfos y gibelinos, y del clima permanente de cruzada contra el lslatn. Francisco opta paladinamente por la no violencia,· de esta opción han de ofrecer testimonio claro, y aun heroico ·si llega el caso, todos los her– manos al «ir por el mundo», no sólo con mansedumbre y humildad, sin provocar altercados (cf. TC 5·8), si.no llevando a la práctica la norma de Jesús en el discurso de '1a montaña: «Cuando vap. por el mundo... no resistan al mal, sino vuelvan la otra mejilla a quien les abofetee, y a quien les quita la capa no le impidan les quite también la túnica; den a todo el que les pida, y a quien les arrebate sus cosas no se las reclamen» (cf. Mt 5, 39-42.; Le 6, 29s; 1 R. 14, 4-6). Es la actitud propia de los que han logrado la verdadera pobreza de espíritu (Adm 14, 4), y está en coherencia con el compromiso de vivir desapropiados aun como grupo (1 R 7, 13; 2 R 6, 1). El texto evangélico: Amad a vuestros enemigos y haced el bien a los que os odian, es citado y comentado cinco veces por el Santo (1 R 22, 1; 2 R. 10, 10; Adm 9, l; 2CtaF 38; ParPN 8). La persecución y, por lo tanto, la disposición martirial, la han de mirar los hermanos como algo inherente 34 Sobre la actitud de san Francisco ante el dinero véase: L. HARDICK, «Pecu– niae et denarii». Untersuchungen zum Geldverbot in den Regeln der Minder• brüder, en Franz. Studi.en 40 (1958) 192-217, 313-328; 41 (1959) 258-290; 43 (1961) 216-243; K. EssER, La Orden franciscana ..., 318s. 35 Véase el trabajo de DAS NEVES, Anúncio profético da paz em S. Francisco, en Laurentianum 26 (1985) 246.297.
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