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198 L. IRIARTE 2. Frente al lujo y la ostentación En contraste con la sobriedad y aun austeridad de las familias nobles de los «siglos de hierro», en sus castillos incómodos, se hace presente la burguesía comunal con sus mansiones urbanas amplias y fastuosas, decoradas con un arte cada vez más refinado. Al tejido de lana, que era prácticamente el único existente en la alta edad media, se añade la indus– tria del lino y, sobre todo, la de la seda, llegada de Oriente a Italia a fines del siglo XII. Contemporáneamente, y también importada de Oriente, se desarrolla la técnica del terciopelo y reaparece la de la tintorería, des– conocida en Europa desde el siglo v. Los tejidos que más privan entre la gente adinerada· son :los de Flandes, por su fina urdimbre y sus tintes de vivos colores. Los había lucido con ostentación el hijo del mercader de paños en sus tiempos de alegre prodigalidad, ya que le gustaba usar «ves– tiduras mórbidas y rozagantes»; en el almacén de su padre no faltaban tejidos caros de «escarlata» (1 Cel 2 y 8). Con el lujo en el vestir corría parejo, en los nuevos ricos, el placer de la buena mesa: manjares exquisitos y delicadamente condimentados; vinos generosos. Es sabido cómo, cuando las opciones evangélicas no son genuinas, se crea en los que profesan vida más austera un tipo de orgullo ascético, creyéndose más perfectos y formando una opinión desfavorable sobre los demás. Francisco abrazó una vida de sencillez y de austeridad en el vestir y en el comer, no por motivos ascéticos de maceración corporal, sino sencillamente porque ello era inherente a la condición de todo pobre. Y, como se trataba del binomio pobreza-minoridad, estuvo siempre preo– cupado de prevenir a los hermanos contra :la tentación de sentirse mejores cristianos que la gente bien vestida y bien alimentada. En la Regla primera había impuesto la vileza en los vestidos: «Todos los hermanos usen vestidos humildes y puedan coserles remien– dos de sayal y de otras telas con la bendición de Dios, porque dice el Señor en el Evangelio: Los que usan vestiduras lujosas y viven con regalo, los que visten con molicie, están en los palacios reales ( cf. Mt 11, 8; Le 7, 25). Y aunque se les moteje de hipócritas, no dejen de hacer el bien; y no busquen vestidos costosos en este mundo, para que puedan tener un vestido en el reino de los cielos» (1 R 2, 14s). bulario de las categorías sociales en S. Francisco de Asís y sus biógrafos del siglo XIII, en AA.VV ., órdenes, estamentos y clases, Madrid, Ed. Siglo XXI, 1978, pp. 108-149. Una buena síntesis de los estudios más recientes ha realizado J. M1c6, La conversión de Francisco de Asís, ¿una opción de clase? en Estudios Franc. 83 (1982) 1-36, y en Sel Fran n. 38 (1984) 197-231.

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