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«VIDA EN POBREZA·» SEGÚN LA REGLA DE LA TOR 299 el complemento de una vida humilde. Hombres de casa y vestido pobre, de pretensiones humildes, de modos de vida sencillos. Este fue el estilo como entendieron Francisco y los suyos la pobreza. Francisco creyó que este era el mejor camino para entrar en el secreto del Evangelio. b) El seguimiento en pobreza Francisco dice que el Evangelio se vive en el seguimiento, y el segui– miento en la pobreza. ¿ Qué entiende por ambas cosas? Francisco quedó muy impresionado por el texto de san Pedro, 1 Pe 2, 21, texto en el que el Apóstol anima a sus hermanos a avanzar en la fe a través de la pobreza. La teoría del seguimiento queda muy bien expresada en los textos que aduce nuestro capítulo: es algo más que una simple repetición de los gestos del Maestro. Parte de una correcta comprensión de :la Palabra y tiene tres características: una decisión personal (CtaL 3), que Jesús sea el único mo– tivo de esta decisión (CtaO 50-52) y la aceptación del hermano, sobre todo aquel que está catalogado como enemigo (1 R 12, 1-2). Pues bien, este plan de seguimiento no puede ser vivido en la «mayoridad», en el orgullo que se desprende de una vida de riqueza. Por eso, el seguimiento encuentra en la pobreza, en el despojo real, el único cauce apropiado para llegar hasta el fondo. c) María asociada al misterio de la pobreza Así queda dicho en los textos que hemos empleado. La idea que el pri– mitivo franciscanismo tiene de María está muy asociada al misterio de la encarnación de Jesús como misterio de pobreza (leer los relatos de Greccio y los ya citados). De ahí que María no queda presentada (salvo en las ora– ciones de san Francisco) como triunfante y gloriosa, sino en su aspecto kenótico, en su despojo por causa de fa fe, siendo la pobreza el modo mejor de caracterizar el todo creyente de la vida de María: una vida pobre por causa de la fe. d) El criterio de la necesidad Fmncisco maneja, citando a 1 Tim 6, 8, ese criterio de necesidad que ha mantenido a no pocas opciones evangélicas ya desde los tiempos ini– ciales de la fe cristiana: «Mientras tengamos comida y con qué cubrirnos, estamos contentos». Ese es el salario del hermano pobre. El resto em– pieza ya a entrar en el terreno de :la apropiación, terreno peligroso por lo que constituye de incomprensión e inaceptación de la realidad de Dios en la vida del hombre. Todas las prescripciones franciscanas respecto a casa, vestido, enfermos, libros, etc., están siempre en función de la necesidad: solamente lo que se necesita para el cumplimiento del Evangelio.

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