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«VIDA EN POBREZA» SEGÚN LA REGLA DE LA TOR 297 cisco, «verdadero amante e imitador de Jesús», les enseñó que «el Hijo de Dios se ha hecho para nosotros camino, y ese camino nos lo ha mostrado y enseñado, con la palabra y el ejemplo, nuestro padre san Francisco» (TestCl 5). En el tema del seguimiento de las huellas de Cristo r:esuena la enseñanza apostólica: 1 Pe 2, 21. «Nada se apropian para sí ni a nadie se lo vedan, sino que viven como peregrinos y forasteros en este mundo». Este fragmento es la síntesis de dos textos de san Francisco: «Guárdense los hermanos, dondequiera que estén, en eremitorios o en otros lugares, de apropiarse para sí ningún lugar, ni de vedárselo a nadie» (1 R 7, 13); «Los hermanos no se apropien nada parn sí, ni casa, ni lugar, ni cosa alguna. Y, como peregrinos y forasteros en este mundo, que sirven al Señor en pobreza y humildad, vayan por limosna confiadamente» (2 R 6, 1-2). El texto fundamental es el segundo de los citados; el primero, aporta la idea de que los hermanos, además de no apropiarse nada, no deben vedárselo ni prohibírselo a los otros. Pam que la redacción del nuevo texto, que amplía la desapropiación a todas las cosas, fuera correcta y fluida, se han tenido que introducir algunas variantes res– pecto a los textos inspiracionales de san Francisco. Santa Clara, en su Regla, repite el texto de san Francisco (2 R 6, 1-6). adaptándolo a las Damas Pobres (RCl 8, 1-6; cf. también RCl 8). De la vida en desapropiación que llevó san Francisco hablan abundante– mente también sus biógrafos. De los textos del Santo, baste recordar aque– llas palabras del Testamento: « ... y bien gustosamente permanecíamos en iglesias ... Guárdense los hermanos de recibir en absoluto iglesias, moradas pobrecillas ... , hospedándose siempre allí como forasteros y peregrinos... ; si en algún lugar no son recibidos, márchense a otrn tierra a hacer peni– tencia con la bendición de Dios» (Test 18. 24. 26). El tema de ser: y vivir como peregrinos y forasteros en este mundo es bíblico: cf. Gén 23, 4; Sal 38, 13; 1 Pe 2, 11. RTm 22, 2-4: Esta es la excelencia de la altísima pobreza, la que nos ha consti– tuido en herederos y reyes del reino de [os cielos, nos ha hecho pobres en cosas y nos ha sub.limado en virtudes. Sea ésta nuestra porción, la que conduce a la tierra de los vivientes. Adheridos totalmente a ella, por el nombre de nuestro Señor Jesu– cristo jamás queramos tener ninguna otra cosa bajo el cielo. Este precioso texto reproduce casi literalmente el «himno a la pobr:eza» que se encuentra en la Regla bulada: 2 R 6 1 4-6, con ligerns variantes ver-
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