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300 F. AIZPURÚA e) El odio al dinero Francisco sabía muy bien el alcance de ese nuevo elemento social que era entonces el dinero. Él lo manejó con holgura. Su dura actitud sobre el dinero («firmiter», <<nullo modo» = firmemente, de ningún modo), ¿de dónde proviene? Posiblemente de un modo de pensar que habrá que aplicar a este y a otros casos prácticos de la vida de Francisco: él cree que tener dinero es el modo más rápido para abandonar la minoridad. El que tiene dinero inmediatamente se cree «mayor» y abandona el camino pobre del seguimiento de Jesús. El dinero y las posesiones, las obras propias, es lo que más temió Francisco y lo que constituyó el sentido de su lucha. f) Vivir con los de baja condición Francisco vio que este tenía que ser uno de los componentes de su vida, desde el momento mismo de su conversión motivada por el cambio de pers– pectiva al ver a los leprosos desde un lado distinto al de la sociedad de su tiempo. Cuando el hermano menor descubre al hombre en el pobre, enton. ces empieza la conversión. Por eso Francisco creyó que el ámbito de la marginación era el lugar propicio para el Evangelio, para la fe. No es una simple actitud caritativa, sino algo más hondo. En el fondo hay una acti• tud de fe: Francisco descubrió en el sentido del sufrimiento de Jesús (leproso, gusano) el sentido de todos los otros sufrimientos de los hombres, sobre todo de los que no tienen ningún tipo de compensación social g) Una itinerancia al servicio de la fe El seguimiento de Cristo se expresa en Francisco de una manera muy dinámica con temas que provienen de la espiritualidad evangélica: «como peregrinos», «cuando vayan por el mundo». Efectivamente, todo eso hace parte de un estilo de vida que no se ata para siempre a un 1 lugar determi– nado, favoreciendo así esa forma despojada de proponerse el camino evan– gélico. Hasta la Regla para los eremitorios contiene un elemento de provi– sionalidad que apunta a la itinerancia. Cierto que no se trata de una itinerancia como sistema de vida, o por penitencia o por escapar de las obligaciones de la Regla, sino que esa es la manera de avanzar por el camino que Jesús llevó en sus días de hombre en la tierra. De esta manera de andar por la vida corno peregrino y advenedizo ,dimanan unas cuantas cosas que afectan a lo práctico y a lo diario: ir sin equipaje (1 R 14, 1), dar a todos el saludo de paz (1 R 14, 2), aceptar la hospitalidad que se les dé, sin andar buscando una situación más cómoda (1 R 14, 3), no resistir a las injurias, compartiendo fo poco que se tiene y sin exigir nada a nadie (1 R 14, 4-6). Todo al servicio del crecimiento cristiano de la fe.

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