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198 J. MICÓ los que pretenden reducirla a puro espiritualismo. 2 No obstante, también hay trabajos que, sin necesidad de tener que admitir sus conclusiones, han abordado el tema con profundidad. 3 El escenario sociorreligioso donde nació y vivió Francisco ha sido en estos últimos años objeto de una mayor atención. 4 Pero el que realmente inició con rigor el estudio documentario de Asís fue Arnaldo Fortini en su Nueva.vida de S. Francisco. 5 Desde entonces se ha profundizado más, debido a una mejor transcripción y una lectura más crítica de los documentos, sin que se haya ampliado, no obstante, el fondo documentario presentado por Fortini. Respecto a la investigación sanfranciscana, una vez fijados críticamente tanto los Escritos como las Biografías, la línea seguida ha sido la de una nueva hermenéutica influenciada, sin duda, por el contacto con otras disci– plinas científicas, sobre todo históricas. Esto ha hecho posible un acerca- inefables, revolucionarios. Estamos ante la dialéctica fecunda, hacia la cual las clases dominantes sienten verdadera alergia. Cuando se discute, todavía, si Fran– cisco ha hecho una elección de clase se está proclamando, a las claras, de parte de quiénes están los discutidores. Porque si él no la ha hecho, entonces ya no sé qué es eso de vivir una clase social» (F. HENARES, Lugar de lo carismático en la experiencia de S. Francisco, en San Francisco, ayer y hoy, Madrid 1977, p. 183). Esta tendencia de ver en Francisco un reformador social, más aún, un «socialista cristiano» aparece con la explosión de la llamada «cuestión social» en la segunda mitad del siglo XIX; un trabajo representativo es el de L. Dun01s, Saint Francis óf ,1ssisi Social Reformer, Washintong 1904 y New York 1906; cf. S. DA CAMPAGNOLA, Le origini francescane come problema storiografico, Perusa 1974, p. 271. 2 Puede ser significativo el texto de F. URIBE, La vida religiosa según S. Fran– cisco de Asís, Oñate, Ed. Franciscana Aránzazu, 1982, p. 147: «No es, en efecto. la situación social del medioevo la que inspira el ideal de la minoridad, sino la figura de Jesucristo, especialmente del Cristo pobre y humilde, del Cristo Siervo de Dios que se inclina a lavar los pies a sus discípulos.» ' Cf. H. RoGGEN, Die Lebensform des hl. Franziskus van Assisi in ihrem Ver– hiiltnis zur feudalen und biirgerliclten Gesellschaft ltaliens, en Franz Studien 46 (1964) 1-57, 287-321; IDEM, ¿Iliza Francisco una opción de clase?, en Sel Fran n. 9 (1974) 287-295; S. CusEN, Francisco de Asís y la cuestión social, en Sel Fran n. 9 (1974) 263-275; s. DA CAMPAGNOLA, o.e., pp. 271ss.; F. F. MASTROIANNI, Note sulla discrezione sociale di Francesco d'Assisi, en Studi e Ricerche Francescane 5 (1976) 233-242. • Aunque la historia de Asís del siglo XIII no ha sido estudiada todavía como se merece, puede verse, no obstante, la descripción social de Asís de L. SALVA· TORELLI, Vita di S. Francesco d'Assisi, Bari 1926. Un trabajo más reciente es el de P. V. RILEY, Francis' Assisi: its political and social History, 1175-1225, en Francis– can Studies 34 (1974) 393-424. La «Sociedad Internacional de Estudios Francis– canos» ha dedicado uno de sus Congresos a estudiar el tema: Assisi al tempo di San Francesco . .., Asís 1978. " A. FORTINI, Nova vita di S. Francesco, Milán 1926. Con el mismo título apa– reció en 1959 otra edición de 4 volúmenes en 5 tomos.
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