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LA CONVERSIÓN DE FRANCISCO DE ASÍS 229 3. FRANCISCO Y LA NOBLEZA Aunque la opción religiosa de Francisco supone introducirse en el ám– bito social de los marginados, sin embargo no se cerró nunca a las otras clases sociales. Las biografías están llenas de ejemplos de su participación en las comidas que ofrecían los nobles, tanto laicos como eclesiásticos, aunque su presencia siempre fuera aprovechada para hacer sentir la voz de la penitencia. 103 Igualmente se hospedó infinidad de veces en palacios de señores y cardenales,1 04 aceptando, incluso, donaciones de montes o solares para edificar,1° 5 sin qu:e esto supusiera para él ningún problema. Otra cosa es la actitud mostrada hacia los caballeros. Aunque las fuentes traen algún ejemplo de su asistencia a la ceremonia de investidura de un neocaballero, 106 no obstante, el incidente con 10s caballeros de Perusa mues– tra que su relación con esta clase no fue del todo cordial. Tal vez el recuerdo de su fracaso militar estaba, inconscientemente, en la base de esta toma de postura, sobre todo tratándose de caballeros perusinos. Lo cierto es que ante el alboroto provocado durante uno de sus sermones en la plaza, con el fin de impedir que el pueblo pudiera escucharlo, Fran– cisco arremete contra ellos echándoles en cara su altanería por pertenecer a una clase superior, motivo este que no justificaba su falta de respeto hacia el predicador ni al pueblo que lo estaba escuchando, aunque no les pareciera bien que se predicara también a la gente sencilla (2 Cel 37). Si nos centramos en el círculo más estrecho de amigos que rodearon a Francisco, nos encontramos ya con algunos nobles que, desde el principio de su experiencia evangélica, creyeron en él y lo acompañaron. Así están Bernardo de Quintaval, Pedro Catáneo y algunos otros que las fuentes los incluyen entre la nobleza. 107 Lo mismo habría que decir de Clara, pertene- 1 º' Cf. P. BREZZI, Francesco e i laici del suo tempo, en Francesco d'Assisi e francescanesimo dal 1216 al 1226, Asís 1977, p. 179. 104 Ibí.d., p. 180. 10 ' Ibíd.; L. DE AsPURZ, «Appropriatio» et «expropriatio» in doctrina S. Fran– cisci, en Laurentianum 11 (1970), p. 25. 106 Cf. Actus b. Francisci et sociorum eius (cd. P. SABATIER), París 1902, cap. 9, pp. 30-31. 101 Sobre Bernardo de Quintaval puede verse: TC 29; 1 Cel 24; 2 Cel 15. Pedro de Catani, aunque no es probable que fuera canónigo, es seguro que pertenecía a una familia noble (cf. C. ScHMITT, I Virari dell'Ordine francescano da Pietro Cat– tani a frate Elía, en Francesco d'Assisi e francescanesimo dal 1216 al 1226, páginas 244ss.). Angel Tancredi fue «el primer caballero que vino a la Orden» (EP 85). Fr. Elías parece ser que fue cónsul de Asís en 1198, pero ciertamente era un hombre de gran cultura (cf. C. ScHMITT, I Vicari dell'Ordine, p. 252). [Cf. S. CLA– SEN, Francisco de Asís y la cuestión social, pp. 264-265.]
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