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212 .J. \UCÓ Sin embargo, no parece que la realidad coincidiera con esta imagen. 48 La sensibilidad, no sólo estética sino humana,, con que afrontaba la vida se hace difícilmente compatible con la actitud combativa propia del comer– ciante. De hecho, las relaciones con su padre fueron tensas por la dispa– ridad de criterios respecto al negocio. 49 La nueva clase de los mercaderes estaba luchando, desde el Común, por conseguir la hegemonía económica que hasta entonces habían tenido los nobles terratenientes. Si para Bernardone ya era demasiado tarde pre– tender el nivel social que, tradicionalmente, caracterizaba a ]a nobleza, como era la caballería, sin embargo, estaba dispuesto a que Francisco esca– lara una posición que no le correspondía por nacimiento, si nos atenemos a la ideología de las clases que entonces dominaba. 50 De la participación de Francisco en la lucha por la autonomía y forta– lecimiento del Común, no tenemos demasiadas noticias. Cuando el asalto a la «Rocca» y los castillos feudales en 1199, Francisco tenía ya unos dieci– séis años, pero no existen señales de que participara en la lucha. Sin em– bargo, sí que tomó parte en la guerra contra Perusa de 1202. 51 La solidaridad comunal y los intereses de clase le obligaban a entrar en la lucha, segura– mente en la caballería. 52 Pero la adversidad acompañó tanto al ejército comunal de Asís como al propio Francisco, que cayó prisionero. En la cárcel " Celano lo describe como un joven que «cautivaba la admiración de todos y se esforzaba en ser el primero en pompas de vanagloria, en los juegos, en los caprichos, en palabras jocosas y vanas, en las canciones y en los vestidos suaves y cómodos; y como era muy rico, no estaba tocado de avaricia, sino que era pró– digo; no era ávido de acumular dinero, sino manirroto; negociante cauto, pero muy fácil dilapidador» (1 Cel 2). Los Tres Compañeros dicen de Francisco que «siendo ya adulto y dotado de sutil ingenio, ejercitó el oficio de su padre, o sea, el comercio, pero de forma muy diferente: fue mucho más alegre y generoso que él, dado a juegos y cantares, de ronda noche y día por las calles de Asís con un grupo de compañeros; era tan pródigo en gastar, que cuanto podía tener y ganar lo empleaba en comilonas y otras cosas» (TC 2). 4 ' Cf. 1 Cel 10 y 13-15; 2 Cel 12; LM 2, 3-4; TC 16, 18, 20. 'º Cf. F. CARDINI, L'avventura di un cavaliere di Cristo. Appunti per uno studio sulla cavalleria nella spiritualita di S. Francesco, en Studi Francescani 73 (1976) 127-198. " «Cuando, en efecto, se desencadenaba no poco estrago, por el conflicto de la guerra, entre los ciudadanos de Perusa y de Asís, Francisco, con otros muchos, cae prisionero, y, encadenado como ellos, experimenta las miserias de la cárcel» (2 Cel 4). " «Había entre los compañeros de prisión un caballero soberbio e inaguan– table. Mientras todos los demás se proponen hacerle el vacío, Francisco le sobre– lleva siempre con paciencia» (2 Cel 4).

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