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204 J. MICÓ nes» son caballeros que forman la «militia decorati», muy preswniblemente, puesta al servicio del Emperador. 22 Los «boni homines» son, pues, esas veinte familias, aproximadamente, de caballeros nobles que tienen suficiente poder político y económico para seguir ejerciendo su hegemonía, frente a los «homines populi», sobre todo el Condado de Asís. Este grupo no representa a toda la nobleza, sino solamente a esa parte cuyo poder estaba relacionado con la ciudad. 23 b) Los «homines populi» Más difícil resulta, por lo que respecta a los «homines populi», conocer su contenido sociopolítico y económico, ya que aparece siempre como un rnlectivo anónimo --el pueblo- sin mayores referencias que nos puedan servir de pista para su identificación. El único modo de acercarnos un poco es rastreando por las actas de hechos políticamente relevantes, para ver quiénes eran los testigos, o entre los contratos privados, para enterar– nos de las partes contratantes o, también, entre los que tuvieron alguna responsabilidad pública importante durante este tiempo. 24 Sin embargo, quedan en la penumbra, por falta de documentos, datos tan importantes como la actividad que llevaban estos hombres del pueblo o cuáles eran las fuentes ele su riqueza, etc. ¿Eran jueces, notarios, mercaderes, artesanos? No lo sabemos; y cualquier afirmación en este sentido es una hipótesis. Sólo una cosa queda clara, y es la no identificación, sin más, de los «homi– nes populi» u «homines Assisii» con el Común. Si en 1198 fueron los hom– bres del pueblo, o del Común, los que combatieron a los «boni homines»; ahora algunos de éstos forman también parte del Común y tratan de arre– glar su •conflicto con los «homines populi» por medio de esta «Carta pacis». 2' El Común nace como una necesidad de defender la propia autonomía de la ciudad, no sólo frente a los enemigos externos -Imperio, Papado, Perusa-, sino principalmente contra los señores feudales del mismo Con– dado que la amenazan quitándole tierras, hombres y jurisdicciones; ele– mentos éstos indispensables para poder ser y sentirse libre. El Común, " En una lista de caballeros de 1233, estos «boni homines» -o sus descen– dientes- aparecec en los primeros puestos. Respecto a que sirvieran al Empe– rador hay alguna base. Inocencio IV, en 1244, se interesó por el castillo de Sasso– rosso porque sus señores se habían mostrado «infidcles et inimici Ecclesic»; cf. BARTOLI LANGELI, La real.ta sociale assisana, p. 288. 03 Cf. BARTOLI LANGELI, ibíd., pp. 289ss. 24 Ibíd., pp. 292ss. " El Común que, en 1203, trata de «pacem componere comuniter» entre los « boni homines» y los «homines populi» está integrado por estos dos grupos, aun– que sus fuerzas no estuvieran del todo equilibradas; cf. Assisi al tempo di S. Fran– cesco, pp. 27ss y 31ss.

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