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LA «ALTÍSii\lA POBREZA» FRANCISCANA 125 externo de una vida pobre ni los motivos de ella. Es el Cristo pobre quien debe hablar a través de sus seguidores. Por lo demás, quien vive alegre– mente la pobreza prometida está en las mejores condiciones de acercarse ail pobre de necesidad para ayudarle a salir de su estado y elevarse al legí– timo nivel de existencia. Fraternidad universal y pobreza evangélica son inseparables. d) Hoy más que nunca «peregrinos y forasteros». - El pobre de hoy, emigrante virtual siempre en busca de los medios de vida -del campo a la ciudad, de los países pobres a los países ricos, de los barrios al centro urbano-, es para un franciscano ,la encarnación palpable del misterio del Cristo huésped y peregrino. Hoy más que nunca es posible y urgente este carácter primordial de la pobreza seráfica. Existe, además, otro tipo de peregrino moderno de la ciudad terrena, mensajero de cultura entre los pueblos: el turista (GauSpes 61). Sin omitir los trashumantes clásicos -gitanos, gente de circo, gente de mar-, objeto ahora de la atención pastoral. Pobreza franciscana entraña inseguridad, existencia precaria. Por lo tanto, nada de medios estables de vida -rentas fijas, explotación industrial a escala de empresa, dinero capitalizado-; evitar instalarse, no solamente en edificios y fincas confortables, sino en formas de acción que nos inmo– vilicen. A los hijos de san Francisco, peregrinos y forasteros, corresponde desarrollar un apostolado amplio y abierto, para todos los hombres y para todas las necesidades. Ninguna forma de acción al servicio del pueblo de Dios les es ajena. Pero al tratar de los medios, deben mirar mucho a no ligarse a aquellos que reducen esa disponibilidad· y los ligan a instituciones propias de gran compromiso o que son tentación de fijeza, sobre todo cuando en ellas han de emplearse considerable número de religiosos previa– mente preparados y provistos de títulos académicos, inmoviilizados de por vida. Pobreza franciscana entraña también el empleo de medios pobres. Son medios pobres los que, renunciando a grandes instalaciones, a recursos de prestigio y de influencia, nos obligan a depender de otros, a colaborar con otros que quizá se llevarán la gloria y el provecho temporal, a tener que contar con nuestros hermanos ricos o pobres para llevar adelante nues– tras iniciativas. Medios pobres son medios dependientes. Pero éstos se com– paginan con el empleo de las técnicas actuales y con una preparación especializada para formas modernas de apostolado. Es la misma actitud de servicio la que nos debe llevar a contar con especializados en el mayor número posible. La preferencia por los medios pobres nos hace vivir del trabajo. El mis– terio de la pobreza es inseparable del misterio del trabajo. Lo sabemos por la vida de Jesús y por el ejemplo y las enseñanzas de san Francisco,

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