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116 L. IRIARTE cree también en la segunda parte: «En el siglo venidero la vida eterna» (Mt 19, 29). Por eso llama a la pobreza «arrhas y prenda de la herencia celestial» (2 Cel 55, 70 y 74). Y no es solamente la recompensa de la gloria del cielo <lo que tiene presente, según la interpretación vulgar del pasaje evangélico, cuando habla de esa herencia, sino la actual pertenencia, por derecho, al Reino, una «dignidad real» (2 Cel 73), reconocida por el mismo Cristo al proclamar: «Bienaventurados los pobres, porque de ellos es el reino de 1los cielos» (Mt 5, 3). De aquí «la eminencia de la altísima pobreza, que nos instituye herederos y reyes del reino de los cielos» (2 R 6). «No quería tener propiedad alguna, para poder poseer todo más plenamente en el Señor». 18 Si a los ricos de este mundo ha dado el Señor un «feudo tem– poral», en cambio a los pobres que lo dejan todo por él les reserva la «herencia estable» (2 Cel 72; LM 7, 7). El tener en este mundo puesta siempre la «mesa del Señor» y cierta para siempre la herencia celestial, daba a Francisco seguridad a toda prueba, alegre despreocupación de lo terreno, que en él era experiencia mística del triunfo de una fe que hubiera querido comunicar a todos (cf. 2 Cel 55). Cada vez que enviaba a sus hermanos por el mundo decía, bendiciendo a cada uno: «Arroja tus cuidados en el Señor, y Él te sustentará (Sa~ 54, 23)» (1 Cel 29). «Seguidores de la santísima pobreza -dice Celano describiendo el estilo de la primitiva fraternidad-, puesto que nada poseían, nada ambi– cionaban, nada por lo tanto temían perder... Por 10 mismo se hallaban seguros en todas partes, sin verse sobresaltados por ningún temor, ni absor– bidos por cuidado alguno, y esperaban sin ansiedad el día siguiente... Sopor– taban persecuciones y malos tratos, sin ampararse en ila protección de nadie» (1 Cel 39-40). III. ¿POR QUÉ EL CONFLICTO DE LA POBREZA EN LA HISTORIA DE LA ORDEN? Hecho desconcertante en la historia de la Orden franciscana son las inacabables polémicas sobre Ia pobreza, raíz fundamental de todas las reformas y causa de una perpetua insatisfacción que, por fortuna, mantiene a los hijos de san Francisco en una postura institucional permanentemente incómoda. Analicemos un poco este fenómeno a la •luz de la primera evo– lución. Puede afirmarse que la crisis del ideal de pobreza colectiva se produjo ,. 1 Cel 44. Y 1 R 2: «No anden buscando vestidos caros en este mundo, para que puedan tener vestido en el reino de los cielos.»
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