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112 L. IRIA.RTE 4. «SIRVIENDO AL SEÑOR EN POBREZA Y HUMILDAD» La misma pobreza puede convertirse en objeto de «apropiación» cuando, como sucedía en los movimientos reformadores de la época de san Fran– cisco, es motivo de ostentación, gesto hipócrita o revancha clasista contra las estructuras económicas. Hubo un momento en que, según testimonio del cronista Burcardo, Francisco estuvo para dar a su fraternidad e,l ape– lativo de Pauperes Minores,13 que unía en una fórmula dos elementos de una misma actitud evangélica: la pobreza de espíritu. Pero se decidió por la de Fratres Minores, ante todo para evitar el riesgo de una pobreza orgu– llosa o fanática, sin caridad, y luego porque la nueva fórmula venía a asentar la profesión de pobreza sobre dos puntales insustituibles: ,la «fraternitas» y la «minoritas». 14 Del primero he dicho ya algo someramente. Veamos ahora en qué consiste el segundo. Minoritas es un neologismo de la escuela del padre Esser, ya acuñado entre los franciscanistas. La designación tiene origen directamente evan– gélico, como ya lo vimos, y consta históricamente, 15 aunque bien pudo san Francisco inspirarse en e,l significado social que el término tenía en su tiempo. El sentido que él le daba es bien claro: «Sean menores y sometidos a todos» (1 R 7). Se trata de una sumisión impulsada por el amor, que ---------------------------------------- gelizadores itinerantes parece que definió en seguida a los nuevos religiosos ante los contemporáneos. Así los vio Jacobo de Vitry en 1216 y en 1220: de dos en dos, repartidos por todo el mundo; y el autor del Chronicon Normanniae, quien resu– me la Regla de la nueva Orden en la primera cláusula del capítulo sexto de la misma: Los hermanos no se apropien para sí ni casa, ni lugar, ni cosa alguna. Y, cual peregrinos y forasteros en este siglo, vayan por todas partes en pobreza y humildad (L. LEMMENS, Testimonia minora, Quaracchi, 1926, 20s). Algo posterior, Roger de Wendover (t 1236) nos ofrece un interesante cuadro de las fraternidades locales en el segundo estadio de su evolución: «Habitantes in urbibus et civita– tibus deni et septeni, nihil omnino possidentes, de evangelio vivente.s, in victu et vestitu paupertatem nimiam praeferentes, nudis pedibus incedentes, maximum humilitatis exemplum omnibus praebuerunt; diebus autem dominicis et festivis, de suis habitaculis excuntes, praedicaverunt in ecclesiis paroecialibus evangelium verbi» {Ibid., 31 nota 2). 13 «Hi tamen postea, attendentes quod nonnumquam nimiae humilitatis no– men gloriationem importet et de nomine paupertatis, cum multi eam frustra sustineant, apud Deum vanius inde gloriantur, maluerunt appellari Minores Fra– tres quam Minores Pauperes, apostolicae Sedi in omnibus obedientes». Burcardo, cronista premonstratense (t 1230), debió de conocer la primera .fraternidad fran– ciscana el año 1210. 14 Nada más bello que el cuadro que nos ofrece Tomás de Cclano de la vida de humildad y caridad del primer grupo, comentando la elección del nombre de «Hermanos Menores» (1 Cel 38-39). 15 Cf. 1 R ce. 4-7; en estos capítulos insertó Cesáreo de ISpira, por encargo del santo, todos los textos evangélicos que hacían al caso.

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