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LA «ALTÍSIMA POBREZA» FRANCISCANA 2. «NADA SE APROPIEN»: TEOLOGÍA FRANCISCANA DE LA «APPROPRIATIO» Y LA «EXPROPRIATIO» 103 El pobre llevó a Francisco al descubrimiento del Cristo y el Cristo le llevó al conocimiento del Padre. Insignificante a sus propios ojos, al iguail que María en el Magníficat, .lo contempla desde el fondo de su pequeñez como «omnipotente, altísimo, santísimo y sumo Dios, Padre santo y justo, Señor del cielo y de la tierra» (1 R 23, 1). Pero, lejos de sentirlo distante, se dirige hacia Él con rendimiento fillial por verse unido al «Cristo her– mano» y porque Dios «es caridad». La experiencia personal mística, guiada por la fe, le ha hecho comprender que Dios es el «pleno bien, el eterno bien, el verdadero y sumo bien, bien universal, bien total, toda la riqueza dese– able» (1 R 17 y 23; 2CtaF; AlD). «De El procede todo el bien, y nosotros debemos reconocer que todos los bienes son de Él y a Él se los debemos devolver» (1 R 17, 17-18). Dios «nos ha dado y nos sigue dando a todos noso– tros todo el cuerpo, toda el alma y toda la vida... , y con ser tan miserables, nos ha hecho y nos hace toda clase de beneficios» (1 R 23, 8). «Estemos firmemente persuadidos de que no nos pertenecen a nosotros sino ~os vicios y pecados» (1 R 17, 7). Esto en cuanto a los bienes internos. Por lo que hace a los externos, Francisco, moviéndose en una concepción típicamente feudal en la forma, elabora una teología .límpida de la función del derecho de propiedad. Dios es el Rey, señor universal ele todo, que concede en feudo, temporalmente, los bienes de !la tierra. El hombre, simple feudatario ante Dios, ha de volver a poner en manos de su Señor, o voluntariam.ente durante la vida o forzosa– mente en la muerte, todo cuanto tiene (Adm 19; CtaF; 2 Cel 15 y 55; LM 7, 7). Todos los bienes creados son vistos por Francisco a esta luz del supre– mo dominio de Dios, que ha creado cosas tan bellas y agradables para que por ellas le devolvamos nuestro censo feudal de alabanza y amor. En consecuencia, para Francisco todo lo que tiene razón de pecado en el hombre reviste un sentido de apropiación. Los textos son numerosos y en todos ellos está latente una parábola, llamémosla así: el vasallo feudal que «oculta» y «retiene para sí» los bienes de su señor. «Bienaventurado el siervo que devuelve todos sus bienes al Señor Dios, porque quien retiene algo para sí esconde en sí el dinero de su señor (Mt 25, 18) y lo que cree tener le será quitado (Le 8, 18)» (Adm 19). Así es como ve el momento trágico de la introducción del pecado en el mundo .. pecado de desobediencia según la doctrina de san Pablo, es decir apropiación de la propia voluntad: «Dijo Dios a Adán: De todo árboi... Adán podía comer de todos los árboles del paraíso, y mientras no obró contra la obediencia no pecó. En efecto, come del árbol de la ciencia del bien y del mail el que se apropia su voluntad y se enorgullece de los bienes
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