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62 L. IRIARTE y todo el bien que realizamos; no hemos de reservarlo egoístamente para nosotros ni inutilizarlo, sino que «lo hemos de enderezar a los demás». 14 No es del caso seguir ese magisterio de Francisco en los escritores posteriores, especialmente en los místicos. Ninguno de ellos ha expresado con mayor precisión las ideas del Poverello, sin haberlo leído, que santa Ve– rónica Giuliani ( t 1727). En cada página de su Diario da a Dios el nombre de sumo Bien. Y acumula expresiones idénticas a las de los escritos de san Francisco: sumo y único Bien, eterno Bien, todo el Bien, Bien de todos los bienes, plenitud de bien; «no hay otro bien que Dios, todo bien viene de Dios, es de Dios y debe tornar a Dios». 15 1• Dada la multitud de textos, remito solamente a los más significativos: Opera omnia, Quaracchi 1882-1891, I, 40s, 44, 53, 746; II, 26s, 44, 51, 114, 191, 690, 700, 811, 8·17; III, 595, '630; IV, 7, 33s, 76, 108, 117, 442; VII, 151, 422, 461, 464; VIII, 6, 7, 14, 110, 189; IX, 332, 479s, 516, 596, ·694. 11 S. VERONICA GIULIANI, Un tesoro nascosto ossia Diario ... Ed. O. Fiorucci, Citta di Castello 1969-1974; 5 vols.

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