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SAN FRANCISCO ANTE LA HISTORIA 287 para exponer sus intuiciones, en ocasiones geniales, que ·intentan aclarar el mis– terio de la historia y que a nosotros nos hacen seriamente reflexionar. Al decir de sí mismo que ha forjado imágenes y ha oteado destinos, declara con ello la forma y fondo de su pensamiento. Recuerda de lejos al apóstol san Juan, retirado en la isla de Patmos, donde prospecta los destinos de la Iglesia y expresa esos destinos en imágenes. Como el apóstol en 'Patmos, vive R. Schneider momentos apocalípticos, de choque brutal entre los grandes pode– res de la historia entonces vigentes. Durante la noche por la que pasa su pueblo en la época del nazismo, sus poemas, hondamente sentidos, pasan de mano en mano, llevando luz y esperanza a los corazones tentados de desaliento. Sus escri– tos vienen a ser un nuevo Apocalipsis de consuelo para la Iglesia de su patria. A los siniestros resplandores de aquella larga noche entrevé nuestra milena– ria civilización arrastrada por las fuerzas del mal, por poderes cargados de satanismo. Cual profeta bíblico, advierte que la historia de Job se halla de nuevo en marcha, pero con proporciones de historia universal. Como si Dios hubiera dado otra vez al Satán de este mundo el poder de la destrucción y de la muerte. Pero, ¿es que todo poder no lleva consigo algo de satánico?, se pregunta este poeta-pensador. ¿Es que Dios, al conceder el poder a sus creaturas, no lo ha cedido parcialmente a potestades malignas? Los crueles abusos del poder, de que tuvo una experiencia tan larga y tan inmediata, motivaron en su conciencia una reflexión muy detenida y preocupada sobre el influjo del poder en los des– tinos de las almas y de los pueblos. Sus versos, sus dramas, sus libros, mitad invención, mitad historia, exponen en multitud de imágenes casi este único tema: ¿Qué es el poder? ¿Qué significación tiene en la historia? ¿Qué fuerzas dominan en la marcha de la misma? 1. 5 Como fuerza histórica, lo considera en esta doble vertiente: individual y social, aunque se entreveran en su mente los destinos del individuo y de la sociedad. El hombre como individuo es sólo inteligible dentro de la sociedad en que vive y sobre la que actúa. Pero no porque sea mero producto o resultado de la misma, sino, más bien, por ser agente que impulsa su marcha y su destino. De aquí que para comprender al hombre en su dimensión histórica no haya que atender primariamente a las circunstancias que le rodean, aunque tenga que contar con ellas. Nada más opuesto a la mentalidad de R. Schneider que esa filosofía social que hace depender al hombre del medio que le circunda, como si fuera mero producto de ese medio. Para este pensador el hombre histórico es ante todo una preocupación inquietante, que le acosa con su reto, y un men– saje que, como respuesta al reto, se ve forzado a vocear. En la preocupación se halla formulado el problema que su tiempo ineludiblemente le propone. En el mensaje que vocea se halla la solución que él mismo ha hallado a dicho problema. · 15 De modo dramático aborda el tema en Innozenz und Franziskus, Wiesbaden 1952, obra teatral que comentaremos detenidamente en el texto. Teóricamente ,o estudia en Macht und Gnade, Wiesband 1946; Weltreich und Gottesndch, Munich 1946; Herrscher und Heilige, Colonia 1953; Wesen und Verwaltung der Machi, Wiesbaden 1954. Para una visión general de su pensamiento, cf. URs VON BALTIIA– SAR, Reinhold Schneider. Sein Weg und sein Werk, Colonia 1953.

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