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SAN FRANCISCO ANTE LA HISTORIA 285 Ve a los cristianos ir detrás de Cristo y a los franciscanos en pos de Francisco. Ante este doble seguimiento de que nos habla la historia, escribe: «Muchos granos germinaron, pero más de uno se perdió. Los cristianos no son otros Cristos; ni los franciscanos otros Francisccs. Sin embargo, una aura preciosa del espíritu de Cristo y de Francisco sopla aún en las instituciones que llevan su nombre.» 10 Estas palabras del gran historiador pesan sobre el franciscano para hacerle sentir hoy una tremenda responsabilidad. Esta responsabilidad no es sólo per– sonal. Es primariamente histórica. Pues es Ia historia quien pide al franciscano su intervención en el mundo para dar a este mundo sin alma el suplemento místico que tanto necesita. Nuestra meditación filosófica ha tenido que concluir ineludiblemente en meditación ascética. No ha sido ello buscado. No ha sido más que volver a aque– llos tiempos en los que no se pensaba por pensar, sino que se pensaba para aprender a vivir. La vida del ,espíritu tiene hoy más urgencias que la del pan de cada día. Son más las almas famélicas de espíritu que habrientas de pan. Un filósofo de la historia nos ha señalado los caminos para saciar esa hambre y llenar el vacío de los hombres de hoy. Entre esos caminos está el de san Fran– cisco, que tiene para él una específica misión histórica. Pero esta misión sólo puede ser cumplida si el franciscano actual mantiene la fidelidad a su dechado espiritual, san Francisco." II. CÓMO ACTÚA EN LA HISTORIA LA FUERZA ESPIRITUAL DE SAN FRANCISCO Las reflexiones de A. Toynbee nos han introducido en uno de los entresijos más intrincados de la historia, al confrontar el egocentrismo y el vacío subsi– guiente con la acción del santo que da a la historia humana un contenido de plenitud, al superar el replegamiento egoísta por la abertura a los demás hasta llegar a declar a todos «hermanos». En esta línea de pensamiento J. Donoso Cortés, pionero en la interpretación teológica de la historia, al encararse con los graves problemas de nuestra civilización, dicta esta sentencia: «Los santos sólo 10 O.e., 288. Tal vez llame la atención el que no se haya utilizado la conocida obra de A. ToYNBEE, Civilization on tria/, Oxford University Press 1946. Pero ,,J componer esta obra no se hallaba tan sensibilizado al tema religioso como lo estará más tarde. 11 Adviértase que no se ha querido hacer aquí un estudio crítico de A. Toyn– bee, sino que se le ha estudiado solamente en cuanto recoge el eco franciscano en este momento histórico. En una crítica serena, un pensador cristiano pondrá serios reparos a su interpretación del primitivo Cristianismo como «proletariado interno» y más aun a su oposición a interpretar la Realidad Absoluta como per– sonal. Desde la mera filosofía, J. ORTEGA YGASSET, Una interpretación de la histo– ria universal. En torno a Toynbee, Obras Completas, Madrid, Rev. de Occidente, IX, 13-242, ha hecho serios reparos al binomio «challenge-response» de Toynbee.
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