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284 E. RIVERA Lamentablemente, CQnstata el filósofo, ha acontecido lo contrario. La máquina, que ha debido ser instrumento para liberar al hombre, se ha trocado, de hecho, en. pavoroso instrumento de opresión. El cuerpo se ha agrandado, razona. Los tentáculos de la técnica son imponentes, planetarios. :Pero los fríos artilugios técnicos están pidiendo el calor del espíritu. En este cuerpo desmesuradamente agi~tado, el alma no ha crecido igualmente. Es ésta demasiado pequeña para henchido, demasiado débil para .gobernarlo. Nuevas reservas de energía espiri– tual son necesarias. La mecánica está haciendo llamadas a la mística. En su razonamiento, Bergson escribe una de esas frases para ser grabadas en mármol: «El cuerpo agrandado está a la espera de un suplemento de alma» (p. 1.239). La fras.e ·fue recogida por .Pablo VI y comentada ante el cuerpo diplomático que le presentaba sus votos. Pero debiera ser recogida por cuantos miran con ilusión hacia el futuro hum.ano. :Éste sólo puede teñirse del verde de fa esperanza si se va logrando ese supfoniento de alma tan deseado. Esta referencil;l a I:I. Bergson pone de manera evidente el pensamiento de A. Toynbee en el Congreso de Salzburgo. De modo paralelo al filósofo francés, Toynbee advierte en la. técnica ingentes posibilidades y un máximo peligro. Llega a dar como posible, tanto la .explosión de un mundo maldito por sus monstruosidades cuanto la realización de la esperanza en una sobrevivencia cósmica. Pero en uno y otro caso le es patente que la humanidad ,sólo hallará su necesario sostén en un profundo sentido religioso que han de aportar los santos por los dulces caminos del amor. «El amor, escribe, es una fuerza espi– ritual sobrehumana. El amor y sólo el amor nos puede mover a salvarnos ante la Némesis del triunfo de ta técnica.»• · Vuelve Toynbee en su postrera reflexión a recordar el tema central de su filosofía de la historia: la lucha en tomo al egocentrismo. :Éste sólo es superable por la fuerza del amor que rompe toda amarra de egoísmo. Ahora bien, es el santo el consciente portador de ese amor, triunfante del egoísmo, hasta el plano humilde de la realidad cotidiana. Desde esta nueva· perspectiva san Francisco viene otra vez a la mente de Toynbee. Parece como 'Q.Ue se ha encaprichado con él. En su obra, El t:ristia– nismo entre las religiones de la tierra (Buenos Aires 1960, 98), afirma que es «el alma más grande que haya surgido hasta ahora en nuestro mundo occidental». En otro estudio para la únesco, preparado en colaboración, se detiene a analizar la significación del santo para el futuro de la humanidad. to aborda como líder, como guía de vida espiritual. Respecto de san Francisco reitera aquí que es el alma más grande del cristianismo occidental.' Luego reflexiona sobre su misión histórica, inspirándose por segunda vez en la parábola evangélica del sembrador. • Palabras finales de la ponencia de A. Toynhee en el Congreso de Salzburgo. Némesis, diosa griega de la venganza y de la justicia. • El tiempo y las filosofías, Salamanca 1979, 277. (Por encargo de la Unesco hice la traducción de esta obra; pero sus eorrectores introdujeron variantes de las que en ninguna manera me puedo hacer responsable. Una de las más inacep– tables es haber cambiado el título clásico entre los franciscanistas hispánicos tl.e «D~ma Pobreza» por el de «doña• Pobreza», p. 277.)

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