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Una escultura de Juan Alonso Villabrille y Ron para los capuchinos de Madrid PÁTINA. Junio 2016. Nº 19, pp. 45-63. ISSN: 1133-2972 49 La obra madrileña pasó por varios traslados que pudieron deteriorarla. Felipe V, nuevo rey de España, no se sentía cómodo en el antiguo Alcázar de los Austrias, de ahí que decidiese trasladar su residencia al Palacio del duque de Medinaceli, empleando el contiguo convento de San Antonio como estancias de su servidumbre. Las piezas de altar y entre ellas el grupo escultórico de san Félix de Cantalicio fueron llevados hacia el 23 de julio de 1714 al relativamente cercano hospital de Montserrat o de los Aragoneses. La boda entre Felipe V e Isabel de Farnesio provocó que los contrayentes tomasen la decisión de aposentarse en el Palacio del Buen Retiro de Madrid. La iglesia y convento de San Antonio fueron devueltos a los PP. Capuchinos, pero estaban en tal estado de ruina, que decidieron derribarlos, construyendo un nuevo edificio conventual, cuya primera piedra fue colocada el 5 de julio de 1715 (De Carrocera, 1973: 22). El nuevo templo fue bendecido el 20 de noviembre de 1716, trasladándose el Santísimo dos días más tarde desde el hospital de Montserrat (Ibid: 27 y 36). La iglesia se configuró siguiendo el modelo congregacional, formada por planta de cruz latina, enmarcada dentro Imagen 2. Atribuido a Juan Alonso Villabrille y Ron. San Félix de Cantalicio: detalle de la cabeza, visión frontal. Fotografía de Mario Mateos.

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