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Pablo Cano Sanz Estudio histórico artístico PÁTINA. Junio 2016. Nº 19, pp. 45-63. ISSN: 1133-2972 54 Imagen 5. Juan Alonso Villabrille y Ron. San Félix de Cantalicio . Cabeza de san Pablo: detalle. Madera policromada, 55 x 61,5 x 41,5 cm, firmado y fechado en 1707. Esta obra procede de la sacristía del convento de los Padres Dominicos de Valladolid. © Museo Nacional de Escultura. Fotografía: Javier Muñoz y Paz Pastor. Imagen 6 . Atribuido a Juan Alonso Villabrille y Ron. San Félix de Cantalicio: detalle de la cabeza, oblicuo izquierdo de la figura. Madera policromada, hacia 1712- 1713. Fotografía de Mario Mateos. Imagen 7. Atribuido a Juan Alonso Villabrille y Ron. San Félix de Cantalicio: detalle de los ojos. Fotografía de Mario Mateos. Se puede especular sobre su actitud: tal vez en posición de oración (pegando las palmas y falanges de las dos manos) o bien en gesto rogativo (entrecruzando los dedos) e incluso en rictus de sobrecogimiento (abriendo las falanges sin llegar a tocarse las yemas de los dedos). Esa expresividad tiene su punto culminante en el rostro, transmisor de una gran fuerza emocional, que pocas gubias podían realizar en ese momento. El artista recrea perfectamente la anatomía del santo, caracterizado por ser un hombre robusto, su cabeza es algo grande, con frente despejada, surcada por algunas arrugas, los ojos son vivos, los párpados están rayados, mientras que la barba es bastante espesa, que no excesivamente larga; todos estos rasgos formales hacen que esta pieza sea obra de Villabrille, que pocos años antes (1707) había firmado la cabeza de san Pablo apóstol para la sacristía del convento de los Dominicos de Valladolid, bien cultural con el que presenta similitudes en cejas, órbitas oculares, patas de gallo, venas, orejas, nariz con ligera sinuosidad, mechón poco marcado que sale del labio inferior y especialmente en el juego cóncavo-convexo de sus rizos, aunque todo ello tratado con mayor rudeza para así marcar el carácter humilde del santo capuchino. El escultor asturiano, pero afincado en Madrid, ya había trabajado con anterioridad para otros cenobios de la Orden como el convento de las MM. Capuchinas de Castellón, allí se encuentra un relieve (55 x 43 cm) de san Juan Bautista en el desierto , otra de las pocas obras firmadas por el imaginero, dice así: « Juan Ron faciebat 1708 » (Urrea, 2013: 83, recogiendo la bibliografía que dio a conocer el bien cultural). Juan Alonso de Villabrille y Ron tuvo que crear un nuevo modelo iconográfico de san Félix de Cantalicio , pues no hay precedentes escultóricos dentro del catálogo de los grandes imagineros españoles que le pudiesen servir como fuente de inspiración. Se aprecia, sin embargo, que nuestro escultor toma a Pedro de Mena como referencia para crear la nueva iconografía, ya que existen algunas concomitancias con el famoso san Francisco de Asís (h. 1663) que hoy podemos admirar en la sacristía de la catedral de Toledo. Esa vinculación estilística con Mena puede verse en la disposición del pliegue central, así como en el triángulo que forman brazos y cabeza; no hay mimetismo, pero sí una asimilación de las líneas compositivas aportadas por el maestro granadino. Villabrille incorpora esa experimentada capacidad para dotar a sus figuras de una credibilidad inigualable; ojos de vidrio y dientes de marfil sustentan ese extraordinario realismo. Una excelente policromía y un perfecto acabado ayudan a entender el éxito que tuvo este imaginero entre finales del siglo XVII y el primer tercio del XVIII. Se confirma que la efigie de san Félix de Cantalicio es obra de Villabrille al compararse con la efigie de san Francisco de Asís para el colegio-convento de los capuchinos de Alcalá de Henares (fotografía en el IPCE, Archivo Moreno, nº 37.737_B), así como con la talla de ese mismo santo que hoy podemos ver en el Instituto de Valencia de Don Juan de Madrid (completo estudio de estas dos piezas en Cano: 2013). El artista asturiano repite el tipo de hábito, el pliegue a manera de eje, la película pictórica, así como los postizos de ojos y piezas dentarias. No obstante, Villabrille se mostró más innovador, fuera de la normativa capuchina, al realizar la figura de san Francisco de Asís para la capilla del palacio de Elsedo (Cantabria), hoy en la iglesia de los PP. Escolapios de Villacarriedo (Cantabria).

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