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96 JULIO MICÓ Propositum aprobado dos años después prometerán evitar el trato sospechoso con mujeres, de modo que nadie se encuentre a solas con una de ellas, ni siquiera para hablar, a no ser en presencia de testigos cualificados o personas de confianza. Los hermanos y hermanas, sin embargo, no dormirán nunca en una misma casa, ni se sentarán a la misma mesa. 356 Estas precauciones parece que fueron tomadas también por el primitivo Grupo franciscano. Jacobo de Vitry cuenta en 1216 la impresión que le produjo el movimiento llamado de Hermanos Menores, compuesto por personas de ambos sexos. Al describir su actividad dice que durante el día van a las ciudades y a las aldeas para conquistar a los que puedan, dedicados así a la acción; y durante la noche, retornando al despoblado o a lugares solitarios, se dedican a la contemplación. Las mujeres, por su parte, viven juntas en algunos hospicios cerca de las ciudades, y no reciben nada, sino que vi'uen del trabajo de sus manos. 1 s 9 La Regla de 1221 ofrece un capítulo en el que, además de enumerarse los posibles peligros, motiva evangélicamente el comportamiento en castidad: Todos los hermanos, donde quiera que estén o vayan, guárdense de las malas miradas y del trato con mujeres. Y ninguno se entretenga en consejos con ellas, o con ellas vaya solo de camino, o coma a la mesa del mismo plato. Los sacerdotes hablen honestamente con ellas cuando les dan la penitencia u otro consejo espiritual. Y ninguna mujer en absoluto sea recibida a la obediencia por algún hermano, sino que, una vez aconsejada espiritualmente, haga penitencia donde quiera. Y estemos todos 1nuy alerta y manten– gamos puros todos nuestros 1niembros, porque dice el Sefíor: Quien mira a la mujer para apetecerla, ya ha cometido adulterio con ella en el corazón. Y el A17óstol: ¿Es que ignoráis que vuestros miem/Jros son templo del Espíritu Santo?; así, pues, al que violare el templo de Dios, Dios lo destruirá (1 R 12, 1-6). Este fragmento supone ya cierta experiencia negativa. Quiere decir, o que la Fraternidad en sus comienzos se relacionaba normalmente con las mujeres, como lo hacían los movimientos laicos, o que la gente los veía así, aunque no fuera esa la realidad. Lo cierto es que, tal vez aconsejados por la Curia, trataron de poner remedio para no levantar sospechas, incluso prohibiendo que se acepten mujeres a la obediencia, siendo así que el mismo Francisco había recibido a Clara y a Práxedes, una enclaustrada romana. 3 "º 1 ' 8 lbid. 649. 359 S. Francisco de Asís. Escritos ... , p. 964. 36 n TestCl 4; TC 181. Respecto al comportamiento de Francisco con las mujeres puede verse: E. MARIANl, «La donna nell'amicizia di S. Francesco e nella spiritualita francescana.», en Vita 1\t1in. 20 (1979) 309-329; G. PIANA, «Francesco e la donna: una provocazione salutare», en AA.VV. , Francesco un «pazzo» da legare, Asís 1983; E. Ro– MAGN01.o, «La donna nella vita e ne! pensiero di Francesco d'Assisi», en AA.VV ., Fnmcesco d'Assisi ne/ 750mo della morte, Jerusalén 1976, 147-149; G. SPAGNOLO, «San Francesco e la donna nelle Fonti Francescane», en Cita/. Fran. 61 (1986) 579-584.

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