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112 JULIO MICÓ que querían estar dentro de ella, pero desde una situación de minoridad laica, con todo lo que ello comporta. El crecimiento de la Fraternidad y su mayor peso dentro de la sociedad en que actuaban y de la misma Iglesia condicionaron el modo de vivir el carisma original. Se necesitaban normas que la defendieran del peligro de autodestrucción y fijaran unos límites a su identidad. Además, su incorpora– ción a los cuadros de la Iglesia tenía corno contrapartida la aceptación de leyes y formas de organización que limitaban su capacidad de estructurarse según el proyecto original. Por eso en la Regla de 1221 se encuentran mezcladas actitudes de una Fraternidad más simple y sin demasiados condicionantes, con otras de mayor preocupación por controlar situaciones abusivas que ponían en peligro su misma coherencia. Esta Regla ofrece el primer tirón evolutivo que sufrió la Fraternidad en su esfuerzo por acomodarse a una realidad socioeclesial que se le imponía como un reto a su supervivencia. El aceptarlo supuso tener que vaciar el carisma en unas formas que no habían sido pensadas en principio. La Regla bulada de 1223 representa el momento en que la Fraternidad tiene que optar por su incorporación oficial a la Iglesia de Roma, adoptando los cuadros estructurales que se le exigen para tal fin. Por ello, en cierto modo, rompen con la corriente de los movimientos pauperistas laicos para incorpo– rarse a una tradición «regular» que es la única que se les permite como Orden aprobada. Francisco era consciente de eso y aceptó la prueba de tener que transformar su intuición original, basada en la forma del santo Evangelio, en una forma de vida tendente a identificarse, cada vez más, con la formas de vida religiosa de tradición eclesiástico-regular. De la Regla de 1223 podemos decir que contiene el carisma de Francisco tal como era posible en una Fraternidad que había decidido integrarse en los cuadros eclesiásticos. Lo cual no supone ignorar que esta opción supuso la renuncia a una forma de vida que Francisco había intuido como posible y que la Fraternidad, en sus primeros años, la encarnó en cierto modo, tal como aparece en la Regla de 1221.
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