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EL CARISMA DE FRANCISCO DE ASÍS 111 torva más allá de su importancia jurídica, ya que representa la concretización, con todas sus ventajas e inconvenientes, de la Iglesia romana a la que poder obedecer y tener la garantía de que su opción evangélica en pobreza y humil– dad se realiza dentro de los cauces eclesiales, único lugar donde es posible el encuentro con el Sefwr. CONCLUSIÓN Después de haber analizado el contenido de la Regla ya no es posible preguntarnos, como hacíamos al principio, si contiene el carisma de Francisco en su forma más madura o, por el contrario, está devaluado por los condicionamientos jurídicos de la Curia. La pregunta debe ser, más bien, esta otra: ¿Cómo está formulado y qué representa dentro de las corrientes religio– sas que estaban fraguando en la Iglesia a principios del siglo xm? La Regla de 1223 es la expresión de una Fraternidad que, inspirada por el carisma de Francisco, ha tratado de organizarse y encontrar su identidad dentro del cuadro religioso de la Iglesia. Indudablemente su búsqueda hasta llegar a esta concretización fue larga y dificultosa, pero ofrece la posibilidad de seguir el proceso que experimentó el carisma de Francisco a través de esta transformación. Las reglas son formas de objetivar, en un momento determi– nado, la «Vida» que intuyó Francisco y que la fraternidad hace suya en un tiempo concreto. Por eso no es lo mismo -no puede ser lo mismo- el Propositum de 1210 y la Regla de 1223. Yno lo es por la sencilla razón de que la Fraternidad no era tampoco la misma ni tenía la misma significación dentro de la sociedad y de la Iglesia. El modo de percibir la evolución sería analizando las distintas redacciones de la regla hasta llegar a la de 1223. Pero como sólo disponemos de la redacción de 1221, la comparación tiene que hacerse, necesa– riamente, entre estas dos. A pesar de estar redactada después de volver Francisco de Oriente, la Regla de 1221 conserva el frescor de la Vida según la forma del santo Evangelio que provocó y aglutinó a la primitiva Fraternidad. Su referencia a vivir una pobreza itinerante enraizada en los movimientos religiosos laicales, donde el trabajo manual y la limosna son la base económica del grupo, explica que la Fraternidad vive todavía dentro de un marco de libertad sin demasiados condicionamientos eclesiástico-clericales. No es que rehúsen estar dentro de la Iglesia; su ida a Roma para que se les aprueba esta forma de vida da a entender fos y cronistas también reflejan la importancia de esta figura: 1 Cel 73 ss.; ibid. 99-101; 2 Ccl 25; TC 61; J. DE GIANO, Crónica, 14, p. 243.
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