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EL CARISMA DE FRANCISCO DE ASÍS 109 nuevos movimientos que se le acercaban a pedir su aprobación, se comprende que la función de Hugolino como protector de la Fraternidad estuviera enca– minada a controlar su evolución, de modo que no cayese en las redes de la herejía. La misión del cardenal, por tanto, respondía a la política curial de la que Francisco no podía escapar si quería formar parte de la institución eclesial, aunque ello supusiera la presencia de una autoridad que condicionaba, por serle extraña, la organización jurídica y legislativa de la Fraternidad. 402 En esto reside el drama de Francisco, 403 en necesitar de la Iglesia para vivir su carisma y comprobar, a la vez, que las formas institucionales en que la Curia la va cristalizando no responden al concepto de «Vida» que le había revelado el Señor. 404 Puestas así las cosas, el problema cambia; puesto que, en definitiva, no se trata tanto de saber de quién partió la iniciativa cuanto de comprobar si, efectivamente, Hugolino controlaba como cardenal protector -es decir, como representante de la Curia- el desarrollo de la Fraternidad hasta encauzarla y colocarla dentro de las coordenadas políticas utilizadas por Roma en la estructuración de los nuevos movimientos religiosos. Las relaciones de Hugolino con Francisco aparecen ya desde el principio marcadas por cierto tinte autoritario, al prohibirle que se desplace a Francia porque la situación de la Fraternidad en la Curia es difícil. 405 Solamente cuando haya dejado dos vicarios que aseguren su representación al frente de la Frater– nidad, podrá irse a Oriente. Los sucesos ocurridos durante su ausencia no pudieron pasar desapercibidos a Hugolino; 406 sin embargo, sólo se arreglaron 402 Cf. S. DA CAMPAGNOLA, Le origini francescane, p. 312. 403 Cf. F. VAN DEN BoRNE, «Het "drama" in de moderne Francískus-biografie», en Saint Franciscus, 2 (1956) 248-287; O. SCHMUCKI, «Francisco de Asís experimenta la Iglesia en su Fraternidad», en Sel Fran 19 (1978) 73. 404 Cf. K.-V. SELGE, «Franz von Assisi. .. », pp. 191-222; O. Schmucki, «Francisco de Asís experimenta la Iglesia ... », p. 91 s.; R. MANSELLI, Vida de San Francisco, p. 199. Tanto Schmucki como Manselli son partidarios de la tesis antisabateriana de que no fue la Curia quien condicionó la evolución de la Orden hacia unas formas que contrastaban con la forma de vida intuida por Francisco, sino que fue la propia dinámica interna de la Fraternidad, al asumir la incorporación de una mayoría de clérigos e intelectuales, la que determinó la estructura de la Orden. 405 Cf. E. I'ASZTOR, «San Francesco e il cardinale Ugolino ... », p. 212; R. MANSELLI, Vida de San Francisco, p. 194 s. 4 °'' Es demasiada casualidad que las normas dadas por los seniores coincidieran con las tendencias rigoristas de Hugolino, tal como aparecen en la Regla que redactó por aquellas fechas para las Clarisas. Respecto al privilegio conseguido por Fr. Felipe es imposible que lo obtuviera sin el consentimiento del Cardenal, puesto que éste era el responsable inmediato de las monjas.

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