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104 JULIO MICÓ surgida en Italia le harán volver al año siguiente. 379 No obstante, la presencia franciscana entre infieles seguirá por medio de la Provincia de Siria que, ya en 1217, encabezaba fray Elías. La relación de los hermanos, y en concreto de Francisco, con los infieles es vista de forma distinta por los cronistas extraños a la Orden y los frailes pertenecientes a ella. Mientras los primeros encuadran estas relaciones dentro de una política de Cruzada, los biógrafos prefieren situarlos en un contexto martirial. 380 Jacobo de Vitry habla de los Menores en su Historia del Oriente diciendo que no sólo los fieles cristianos, sino también los mismos sarracenos y los caídos en las tinieblas de la incredulidad admiran su humildad y virtud; cuando van sin ningún temor a predicarles, los reciben gustosamente y les proveen con agrado de lo necesa– rio.381 Posteriormente describe con todo detalle la llegada de Francisco a Damieta para entrevistarse con el sultán Melek el-Kamil.3 82 Iguaimente los cronistas benedictinos ingleses dicen que los frailes meno– res no se contentaban con predicar la Palabra de Dios a los fieles, sino que llegaban incluso a los paganos y sarracenos para dar testimonio de la verdad; muchos de ellos alcanzaron la gloria del martirio. 383 Por fin, Ernoult narra también la entrevista de Francisco con el Sultán, dándole un matiz clerical.3 84 Los hagiógrafos y cronistas franciscanos prefieren verlo en clave martirial; de ahí que Celano (1 Cel 55; 2 Cel 30. 152), san Buenaventura (LM 9, 5; 13, 2) y Jordán de Giano (Crónica 10) refieran los encuentros de los frailes con los infieles en un contexto de testigos del Evangeiio de nuestro Señor Jesucristo. 385 El martirio es para Francisco el signo más grande de amor a Jesús; por eso, ante Min. 83 (1964) 164-181; G. BASETTI-SANI, L'Islam e Francesco d'Assisi. La missionc profetica per il dialogo, Firenza 1975, 138-188; F. CARDINI, «Nella presenza del soldan superba», en Stud. Fran. 71 (1974) 199-249; C. SCHMJTT, I Vicari de/l'Ordine franccscano, p. 240 s.; C. DEI.CORNO, Origini della predicazíone fmncescana, p. 139; O. ScnMUCKI, Uneas fundamenta– les, p. 231, el original trae abundante bibliografía. 379 Cf. C. Sc1nv11Tr, 1Vicari dell'Ordinc, p. 241. 38 ° Cf. F. DE BEER, «San Francisco y el Islam», en Concilium XVII (1981) 316 s. 381 S. Francisco de Asís. Escritos ... , p. 967. 182 Ihid. ~83 Cf. K. EssER, La C)rden franciscana, p. 303. :,s 4 S. Francisco de Asís. Escritos ..., p. 968 s. :i,ss 1 R 16, 10-13; cf. L. lRIARTE~ «El martirio., n1eta del seguüniento de Cristo,. según San Buenaventura», en San Bonaventura m.aestro di vita francescana e di sapienza cristiana. Atti del Congreso Internazíonale . .. , III, Roma 1976, pp. 335-349; O. Scl!MUC:KI, Das leiden Christi, pp. 365-379.
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