BCCCAP00000000000000000001509

400 JULIOMICÓ Con esto no hace más que volver sobre lo dicho tantas veces y que en el Capítulo XXII de la Regla de 1221 deja como testamento a los hermanos antes de partir hacia Oriente: Ruego a todos los hermanos, tanto a los Ministros como a los otros, que, removido todo impedimento y pospuesta toda preocupación y solicitud, como mejor puedan, sirvan, amen, honren y adoren al Señor Dios, y háganlo con limpio corazón y mente pura, que es lo que Él busca por encima de todo; y hagamos siempre en ellos habitación y morada aAquel que es el Señor Dios omnipotente, Padre, eHijo, y Espíritu Santo, que dice: Vigilad, pues, orando en todo tiempo, para que seáis considerados dignos de rehuir todos los males que han de venir y de estar en pie ante el Hijo del hombre. Y, cuando os pongáis en pie para orar, decid: Padre nuestro, que estás en los cielos. Y adorémosle con puro corazón, porque es preciso orar siempre y no desfallecer (1 R 22,26-29). La experiencia presencial del Dios trinitario transforma toda la existencia de modo que, incluso las persecuciones y enfermedades pueden convertirse en medios de seguir a Cristo. Por eso invita a sacar consecuencias de las palabras del Señor: Amad a vuestros enemigos y haced el bien a los que os odian, pues nuestro Señor Jesucristo, cuya huellas debemos seguir, llamó amigo al que lo entregaba y se ofreció espontáneamente a los que lo crucificaron. Son, pues, amigos nuestros todos los que injustamente nos causan tribulaciones y angustias, sonrojos e injurias, dolores y tormentos, martirio y muerte; y los debemos amar mucho, ya que por lo que nos hacen obtenemos la vida eterna (1 R 22,1-4).

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz