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396 JULIOMICÓ A medida que la Fraternidad se transforma en Orden, las relaciones perso– nales de los hermanos van tomando, miméticamente, las formas tradicionales de la obediencia monástica. Por eso, a la hora de buscar el modo más genuino en que se plasmó la obediencia al Proyecto evangélico por mediación de los hermanos, será de mayor validez cuanto más nos acerquemos a los orígenes. 2. Y DONDEQUIERA QUE HAY HERMANOS QUE SEPAN Y CONOZCAN QUE NO PUEDEN GUARDAR ESPIRITUALMENTE LA REGLA, DEBEN Y PUEDEN RECURRIR A SUS MINISTROS. Y LOS MINISTROS ACÓJANLOS CARITATIVA Y BENIGNAMENTE, Y TENGAN CON ELLOS UNA FAMILIARIDAD TAN GRANDE, QUE PUEDAN LOS HER– MANOS HABLAR Y COMPORTARSE CON LOS MINISTROS COMO LOS SEÑORES CON SUS SIERVOS; PUES ASÍ DEBE SER, QUE LOS MINISTROS SEAN SIERVOS DE TODOS LOS HERMANOS. En este fragmento la iniciativa parte de los súbditos, y es el caso concreto de que no puedan guardar la Regla según el espíritu allí donde el Ministro les ha enviado. La obediencia dibujada anteriormente con unos trazos tan fuertes tiene aquí una excepción, y es cuando no se puede vivir, por los motivos que sean, el tipo de vida por el que se ha optado. En tales circunstancias no cabe otra solución más que ponerse en camino y buscar al Ministro para contarle su caso y esperar la respuesta. Así lo entiende también la Regla de 1221 al advertir que los hermanos, dondequiera que estén, si no pueden guardar nuestra vida, recu– rran, lo antes posible, a su Ministro, poniéndolo en su conocimiento. Y el Ministro procure proveer tal como querría que se hiciese con él si se encontrase en caso semejante. 343 Entre los Escritos del Santo están la Carta a un Ministro y otra a fray León que suponen el recurso a Francisco en busca de ayuda. El primero, ante las dificultades que le plantean algunos hermanos, hasta el punto de impedirle -según cree él- amar al Señor Dios, siente la tentación de dejar el cargo y retirarse a un eremitorio. La respuesta de Francisco no intenta quitar impor– tancia al problema con el fin de evitar complicaciones, sino que le insinúa otra perspectiva desde donde poder afrontarlo y solucionarlo (CtaM 2-7). En la Carta a fray León no aparece tan claro el recurso, pero la contestación da a entender que existe vacilación en el modo de agradar al Señor y seguir sus huellas y pobreza. La respuesta de Francisco le remite a su responsabilidad: Compórtate, con la bendición de Dios y mi obediencia, como mejor te parezca que agradas al Señor Dios y sigues sus huellas y pobreza. Y si te es necesario para tu alma 343 1 R 6, Is.; cf. L. DE AsPURZ, «La "obediencia caritativa"», p. 312.

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