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394 JULIO MICÓ exhortando y corrigiendo a los frailes con humildad y amor. Los súbditos, acogiendo estas advertencias como una ayuda al cumplimiento de lo que han prometido al Señor. La Regla de 1221 dedica un capítulo entero a las relaciones entre los Ministros y los otros hermanos: Todos los hermanos que son constituidos Ministros y siervos de los otros hermanos, distribuyan a éstos en las Provincias y en los lugares donde estén, visítenlos frecuentemente y amonéstenlos y anímenlos espiritualmente. Y todos los otros mis benditos hermanos obedézcanles prontamente en lo que mira a la salvación del alma y no está en contra de nuestra vida. Y pórtense entre sí como dice el Señor: todo lo que quisierais que os hicieran los hombres, hacédselo también vosotros a ellos; y: No hagas aotro lo que no quieres que se te haga a ti. Y recuerden los Ministros y siervos que dice el Señor: No vine a ser servido, sino a servir, y que les ha sido confiado el cuidado de las almas de los hermanos, de las cuales tendrán que rendir cuentas en el día del juicio ante el Señor Jesucristo si alguno se pierde por su culpa y mal ejemplo (1 R 4,2-6). Una de las precauciones que tomó Francisco antes de partir hacia Oriente, según cuenta Giano, fue dejar a uno de los Vicarios para que, yendo por Italia, confortara a los hermanos (Crón. 11). La obediencia se presenta así como un quehacer común, tanto de los superiores como de los súbditos. La cosa no tendría más complicaciones si siempre se resolviera así: unos sirviendo, y los otros confiándose. Pero, además del egoísmo que nos empuja a retorcer las cosas para nuestro provecho, está también la diversidad de parece– res que pluralizan el sentido de lo justo y lo conveniente; de ahí que haya que prevenir también las situaciones conflictivas límite en la que se puede ver la organización práctica de la Fraternidad. La experiencia que tiene Francisco como fundador de un grupo religioso es progresiva; es decir, parte de un pequeño grupo de compañeros con ideas afines en el que su autoridad moral realiza la función coordinadora sin autoritarismos. Más tarde, cuando se impone la necesidad de crear nuevos Ministros, recordará a los frailes que no tengan poder o dominio entre sí, pues como dice el Señor en el Evangelio, los príncipes de los pueblos se enseiiorean de ellos y los que son mayores ejercen el poder en ellos; no será así entre los hermanos; y todo el que quiera hacerse mayor entre ellos, sea su ministro y siervo, y el que es mayor entre ellos, hágase como el menor (1 R 5,9-12). Francisco, al hablar de los Ministros, comprende que su función no les exime ni preserva de la debilidad ni, incluso, de la equivocación. Por eso en la Regla de 1221 aparece una vigilancia mutua que garantiza el mejor cumpli-
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