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UNA SOLA FAMILIA: LA FRATERNIDAD FRANCISCANA ANTE EL FEN()MENO... 299 horizonte de la fraternidad 35 es preciso creer con firmeza renovada que «sea cual fuere el pecado que una persona cometa, si el siervo de Dios se altera o enoja por ello, y no movido por la caridad, atesora culpas». 36 Esta espiritualidad se sustenta en un entramado de mediaciones que la hacen posible: * Una fe peculiar: Que no es otra que la fe en la persona. Ni el Evangelio ni la espiritualidad franciscana nos demandan un tipo de fe entendida como adhesión ideológica a unos dogmas. Más a la base es preciso saber si hay en nosotros/ as una fe en la persona capaz de sustentar opciones ulteriores: el amor asimétrico, el acompañamiento a los débiles, el servicio, la fraternidad igualitaria, el valor innegociable de la persona, etc.37 Estos son los valores que anidan en el fondo de la fe evangélica y franciscana. Quien se adhiriera a ellos sin la adhesión previa a estos valores arquetípicos de la vida y del Evangelio tendría mucha dificultad para entender la novedad y posibilidades de la fraternidad universal. * Estructuras de fraternidad: No amanecerá el utópico sueño de la fraterni– dad universal si no hay quien construya estructuras, modos plásticos de vida común, que la posibiliten. En ese sentido, aún está por construir la fraternidad igualitaria que ha sido el gran sueño de Jesús. 38 En esa comunidad no solamen– te las estructuras externas han de ser realmente fraternas sino también las internas, el anhelo, siempre en el horizonte, de que el corazón del hermano/a no sea un huerto vallado sino un camino compartido. También en el plano social es preciso mantener el deseo de una sociedad estructurada asentada no solamente sobre la ley dictada por quien manda sino sobre la inapelable necesidad de quien tiene derecho a la vida antes y por encima de toda ley. * Desde el lado de las víctimas: J. Sobrino analiza con indiscutible profundi– dad cómo las víctimas pueden redimir esta globalización tan desviada en su mismo centro. 39 Dice que esta redención se verifica en tres ámbitos: a) en el de la verdad, porque las víctimas convocan a la verdad y el clamor de la represión 35 Como ocurre ahora en el mundo al percibir la incapacidad de los países podero– sos para sacar las consecuencias correctas de los atentados del terrorismo internacional cerrándose en un tipo de respuesta igualmente terrorista, aunque de otra índole. 36 Adm 11, 2. ' 7 Véase como ejemplo la catequesis de Jesús a sus discípulos en Me 9-10. lS Mt 23,9. ' 9 J. SOBRINO, art. cit., p. 133 y SS.

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