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El Tema de la Unidad y el Congreso Nacional de Perfección y Apostolado 7 El Congreso se abrió con una gran ilusión y se concluyó con una esperanza para el futuro, sobre todo iluminado por una comprensión, colaboración y solidaridad más inteligente de todos. Ahí queda para estímulo permanente, y no es poco, la gran con– signa de esos días: Unidad. Haga, pues, el Señor que «la nueva era, el tiempo nuevo», caracterizado por la coordinación de fuerzas en la vida religiosa de España - epí– tetos con que más de uno se ha atrevido a calificar la trascendencia de este Con– greso de Perfección y Apostolado -, no se quede en un mero anhelo, sino en algo eminentemente sincero, realista y constructivo; algo que no termine, como a este mismo propósito hacía notar el señor Arzobispo de Zaragoza, en «un recuerdo vago y triste», inoperante, en una «tremenda decepción» (23). No se olvide lo que se cantó unánímente todos los días como bella síntesis, razón de ser y consecuencia del Con– greso: Donde hay caridad y amor, allí está Dios. El amor de Cristo nos ha congregado en unidad... Que el problema es insoslayable. Y quizá nunca tan acuciante, tan urgente, como en la coyuntura histórica actual, en que tanto esperan y piden particularmente de nosotros nuestra Patria y la Iglesia. P. DoNATO DE MONLERAS, o. F. M. Cap. (23) Ibídem, p. 5.

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