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298 E. RIVERA DE VENTOSA El Cid pretende darle algo de su escarcela. No halla nada. Pero le ofrece la desnuda limosna de su mano, extendiendo su diestra al pobre gafo que llora y comprende. Monta luego El Cid en su caballo. Mas le sale al paso una niña, vestida de inocencia. Le habla así: "Por Dios y por tu Jimena te entrego esta rosa naciente y este laurel muy fresco." El Cid pone sobre su yelmo el regalo de la niña y en lo íntimo de su alma siente un dulzor de miel.» 20 Ineludible se hace aquí evocar al caballero Francisco ante el leproso. Repitió, de modo más espiritualizado, el gesto de El Cid. En verdad, aquellos recios caballeros medievales llevaban bajo su atuendo gue– rrero un alma tierna de niños. Francisco de A,;ís, todo ternura, transparentaba desde su intimidad gozosa una recia alma de caballero. Muy de comentar también es, dentro de la peculiar mentalidad caballeresca la relación del caballero con la mujer. En las cortes de amor es la «dama». Pero antes, en La Chanson de Roland, es la casta compañera del hombre, como en la mañana de la creación, cuando Dios creó hombre y mujer para que, 1midos en amor, fueran germen fecundo de vida. Las palabras que Oliveros dirige a su amigo Roldán, cuando toma conciencia clara de que ambos van a morir por la crueldad del enemigo, transpiran esta afectividad tan honda y entrañable: «Con mi hermana querida Alda ya no yaceréis en íntimo abrazo.» 21 Estas palabras tienen su réplica cuando la fidelísima Alda pregunta al emperador Carlos por su Roldán. Éste, para consolarla de que ha muerto, le ofrece la mano de su hijo Luis, el que pasará a la historia como sucesor suyo con el nombre de Ludovico Pío. Parecía una compensa– ción con mayor honra. Pero Alda, en su tierna e irrompible fidelidad, no puede soportar su dolor. Cae muerta a los pies de Carlos. 22 Culmina en este relato la bíblica fidelidad conyugal que atraviesa todo el poema. En un pasaje del mismo se evocan las doncellitas y las «oixurs» de los caballeros. 23 Las doncellitas aludidas son manifiestamente las novias o prometidas de los mismos. No pide especial comentario hecho tan diario y sabido. Pero es debida una reflexión histórica sobre el vocablo «oixurs», ampliamente usado en el francés medieval -traducción del vocablo latino «uxor»-. De lamentar no se tradujera al francés moderno. 24 Pero hay que añadir que tampoco las otras lenguas románicas tienen la réplica del vocablo latino «uxor». El español lo traduce por la versión corriente y fría de «mi 20 Rubén DARÍo, Cosas del Cid. Poesías completas. 10.ª ed. Aguilar, Madrid 1967, pp. 606- 7. 21 La Chanson ..., v.1.720-1. 22 La Chanson ... ., v. 3.720. 23 La Chanson .. ., v. 820-1: «Dunc lur remembret des fius o des honurs, e des pulcele e des gentils oixurs.» («Entonces se remembran de sus feudos y honores y de las doncellitas y sus mujeres nobles.») 24 L. CORTÉS V ÁZQUEZ en nota al texto de su edición citada de La Chanson .. ., p. 87.
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