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VIVENOA PRIMERA DEL ALMA DE SAN FRANCISCO 295 oye y regresa ya tarde con su ejército. Llora sobre los cuerpos desangrados y muertos de sus más fieles servidores: Roldán, Oliveros, el arzobispo Turpín, los doce pares y los veinte mil caballeros que les seguían. Debe, sin embargo, cumplir sumisión. Persigue al enemigo del nombre cristiano. Lo derrota y regresa con gran triunfo a Francia. Lleva consigo a la reina, esposa del rey moro de Zaragoza. Y ésta se convierte y se bautiza enAquisgrán. ¿Qué mejor símbolo de la gesta imperial de Carlos? El tercer punto cardinal es la traición de Ganelón. Abre el poema como preámbulo a la tragedia de Roncesvalles y la cierra al ser juzgado éste por el emperador. Es muy de advertir, para penetrar en aspectos peculiares de la moral caballeresca, que Ganelón afirma y reafirma que odiaba a Roldán. Y que por eso planeó el ataque traidor a la retaguardia que éste acaudillaba. Pero niega con temple decidido que fuera traidor. La lealtad y la fidelidad eran virtudes esenciales para los caballeros de la gran hora de Carlomagno. 10 Lo que Francisco asumió de este cuadro épico brevemente resumido lo trans– parenta san Buenaventura en estas encendidas líneas. Después que, emocionado, ha descrito cómo las llagas sangrantes aparecieron en la carne de Francisco cual emblemas de la fidelidad que había mantenido a Cristo, exclama: «¡Ea, pues, valerosísimo caballero de Cristo, empuña las armas del muy invicto capitán! Defendido con ellas de modo tan insigne, vencerás a todos los adversarios. ¡Enar– bola el estandarte del Rey altísimo, a cuya vista cobren valor los combatientes todos del ejército divino!» 11 En este pasaje prospecta san Buenaventura a su seráfico Fundador como uno de aquellos fidelísimos servidores del emperador Carlos, que terminamos de mencionar. Pero Francisco no sirve a un emperador. Sirve a Cristo, Rey altísimo, que es mucho más. Y arrastra en pos de él a otros miles caballeros del espíritu. Las Florecillas, con su colorido realista, refieren que el cardenal Hugolino, al ver reuni– dos en el capítulo de las esteras a cinco mil hermanos, decía entre lágrimas: «¡Verdaderamente este es el campamento y el ejército de los caballeros de Dios!» 12 Las mismas Florecillas dan a continuación el sermón que dirige Francisco a sus caballeros. Les pide servicio a la Iglesia Romana. En esta Iglesia Francisco concretizaba la cristiandad medieval. No porque las identificara sino porque veía en la Iglesia Romana el órgano rector y responsable de aquélla. Del servicio de Francisco a la Iglesia baste recordar el sueño de Inocencia ID, que resume la obra eclesial del mismo. Con sus hombros de pobre evangélico sostiene el gran edificio. 10 El lector advierte que estos datos los tomamos de los momentos cumbres del poema. 11 LM 13,9. 12 Flor 18.

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