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VNENCIA PRIMERA DEL ALMA DE SAN FRANCISCO 293 desbordante psicologismo. Como éste, han sido muchos los que han hecho de Francisco tema de ensayos psicológicos. 5 Por nuestra parte, en esta larga reflexión hemos querido aunar lo que siempre ha estado unido en la mentalidad franciscana: naturaleza y gracia. Con esto he de advertir: que enFrancisco la relación de naturaleza y gracia no fue problema, como el tan acremente discutido en las aulas, sino praxis vital en la que mutuamente se aúnan. Contra escisionismos malsanos, san Francisco actuó comunitariamente sus cualidades naturales y sobrenaturales como dones de Dios. «Todo es gracia.» Sin duda, prevalecieron en su vida los dones sobrenaturales. De ellos se hablará en las secciones ulteriores de esta obra. En esta primera queremos preocu– parnos de sus grandes vivencias naturales. A estas vivencias hoy las solemos dar el nombre de ideales. 6 Parece un nombre feliz. Con ellas damos a entender aquí que no nos vamos a preocupar tanto de lo temperamental de Francisco cuanto de los ideales que daban aliento y sentido a aquella vida. Múltiples ideales bullían en aquella mente juvenil. Los hemos agrupado en tomo al más destacado: el ideal caballeresco. Este ideal se ha desarticulado común– mente en tres modelos: caballero - trovador - juglar. A veces se los acerca en demasía hasta casi fusionarlos. Pensemos, sin embargo, que desde la historia interna de las ideas en la Edad Media es necesario tener presente su gran diferencia. Nuestro punto de mira para esta diferencia es la actuación caballeresca muy distinta en sus tres ciclos principales: francés, bretón y provenzal.7 De cada uno de estos ciclos, Francisco asume un rasgo característico. Del ciclo francés, el de Carlomagno, Roldán y demás adalides, la lealtad de servicio hasta el heroismo. Del ciclo bretón, el del rey Artús y sus caballeros de la Tabla Redonda, la conciencia de que todos los caballeros son iguales en el servicio. Del ciclo provenzal, la manera peculiar de vivir en las «cortes de amor», cuyo objeto primario era la gracia ideal de la mujer amada, que en trueque a lo divino llegará a ser en Francisco Dama Pobreza. Debemos detenernos endescribir cada una de estas vertientes del ideal caballe– resco, ya que a través de ellas nos será dado percibir lo peculiar y deliciosamente humano del alma de Francisco. 5 R. FüLwP-MrLLER, Santos que conmovieron al mundo, trad. esp., Espasa-Calpe, Madrid 1946. Francisco el santo del amor, pp. 157-269. (La misma ed. ha publicado esta sección de la obra en tirada aparte, Colección Austral, n. 930, 3.ª ed. 1967.) Un intento prematuro de aunar las cualidades naturales y sobrenaturales de san Francisco lo ofrece MIQUEL D'EsPLUGUES, La vera efigie del Poverello. Ed. Franciscana, Barcelona 1927. 6 Con sentido histórico más que de penetración psicológica ha escrito Hilarin FELDER, Die Ideale des hl. Franziskus van Assisi. 2 Aufl., Pderbom 1924. (Traducción española de Policarpo DE IRAizoz.) 7 Adoptamos esta división por creerla fundada dentro de las múltiples opinines de los historiadores. Más tarde, se precisará en el texto la amplitud geográfica de lo «provenzal».

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