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310 E. RNERA DE VENTOSA divino de la gracia no merma en modo alguno el vigor de la naturaleza, cuyas dotes el alma asume y fortifica. Esto acaeció en Francisco. Sus dotes naturales las puso en tensión y en relieve su ideal caballeresco. Este ideal caballeresco lo mantuvo Fran– cisco durante toda su vida. Desde el momento de su conversión, en que empieza a ser caballero de Cristo, hasta el final de sus días en que declara haber sido fiel a este ideal, el alma de Francisco estuvo inundada de las cualidades valiosas, inherentes al ideal caballeresco, uno de los más preclaros que ha intentado realizar el hombre en los mejores momentos de su historia. Para aclaración y complemento de esta primera reflexión sobre el alma de san Francisco parece muy oportuno discutir un estudio muy reflexivo en el que se ha querido mostrar que el ideal caballeresco da la clave para descifrar lo mejor del alma de san Francisco. Nos referimos a la obra de L. CASurr, L'eredita di S. Francesco. Riesame della sua spiritualita. 56 En verdad, la obra tiene atisbos muy certeros. Pero está pensada bajo el signo de la unilateralidad. Ésta ya se muestra cuando el ideal caballeresco de Francisco lo restringe casi exclusivamente al encarnado en la caballería heroica de la primera hora. Pero apenas si tiene en cuenta el ideal caballeresco tal como lo siente y vive el trovador en sus cantos y reproduce a su manera el juglar. Esta restricción nos muestra empobrecida el alma de san Fran– cisco. Tiene un temple heroico como los grandes caballeros del emperador Carlos. Pero es igualmente delicada en la sublimación del ideal femenino de los trovadores por su amor a la Pobreza, su dama, «uxor» para él, por tener su amor un sentido nupcial. También el alma de Francisco está impregnada de sana y santa alegría por sentirse en todo momento «Juglar de Dios». Por otra parte parece desorbitado el intento de delinear las peculiares virtudes de la espiritualidad franciscana desde su praxis caballeresca. Y más en concreto, desde la relación, hasta llegar casi a la identidad, de caballo y caballero. Con moroso regusto se detiene en describir esta relación. Y ve en ella el modelo que tiene ante sí Francisco para formar a sus hermanos en el espíritu de fraternal colaboración. Esta visión unilatéral de la educación franciscana se radicaliza en este aserto; «Egli (Francesco) derivo il suo ideale... dalla idea cavalleresca dominante al suo tempo e sotto l'influsso delle correnti civili e sociali, alle cuali conferl. nuova forma con la sua imitazione di Cristo.» 57 En sentido inverso al que aquí se señala debería, al parecer, entenderse la relación que estuvo vigente en el alma de san Francisco entre el ideal caballeresco y su imitación de Cristo. No es la imitación de Cristo una forma ulterior al ideal caballeresco. Es el ideal caballeresco el que recibe forma cristiana al ser asumido e incorporado por Francisco a la realización de su seguimiento de Cristo. 56 L. CASurr, L'eredita di S. Francesco. Riesame della sua spiritualita. Ediz. T.0.F., Roma 1952. 57 Ob. cit., p. 167.

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