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ENRIQUE RIVERA DE VENTOSA, OFMCap VIVENCIA PRIMERA DEL ALMA DE SAN FRANCISCO: CABALLERO -TROVADOR- JUGLAR «Todo es gracia», confiesa en su hora final el protagonista de la novela de G. Bernanos: Diario de un cura de aldea. Esto es más de notar por cuanto la pronuncia una conciencia torturada por una de las peores tentaciones: la desesperación. Todo le sale mal al joven cura de Ambricourt. Hasta los niños de su catequesis, con cuya inocencia quería arropar su pena, se ríen de él. «A causa de tu sencillez, le amonestaba el párroco vecino, molestas a todos. Te ven pobre con los pobres. Y todos se burlan de ti.» Ch. Moeller, al comentar la compasión que suscita este drama tan cruel, escribe: «Los pobres pertenecen a la estirpe real de Jesucristo y de Francisco de Asís. Son ellos los que salvarán al mundo.» 1 No sabemos si san Francisco, cuya silueta espiritual proyecta Ch. Moeller al lado de la de Jesucristo, sintió su alma bajo el peso de la desesperación, cuando va macilento por las calles de su ciudad entre befas e ironías durante los tres años que siguen a su conversión. De seguro que su fervor de neófito converso ahogaba todo posible asalto de tentación tan maléfica. Lo que sí nos consta por relato de Las Florecillas es que fue sometido a la tentación contraria a la desesperación. Tiene varios nombres: presunción, vanidad, suficiencia. Le provoca esta tentación uno de sus íntimos compañeros, fray Maseo. «¿Por qué a ti? ¿Por qué a ti? ¿Por qué todo el mundo va en pos de ti?, le pregunta un día fray Maseo. Tú no eres hermoso de cuerpo, no sobresales por la ciencia, no eres noble, y entonces: ¿por qué todo el mundo va en pos de ti?» Gozoso Francisco le responde: «Es que los ojos del Altísimo no han visto entre los pecado– res uno más vil, ni más inútil, ni más malvado que yo. Y como no ha hallado sobre la tierra otra creatura peor para realizar la obra maravillosa que se había propuesto, me ha escogido a mí para confundir la nobleza, la grandeza, la fortaleza, la belleza y la sabiduría del mundo, a fin de que quede patente que de El, y no de creatura alguna proviene toda virtud.» 2 1 Ch. MoELLER, Literatura del siglo xx y Cristianismo, trad. esp., 6.ª ed., Ed. Credos, Madrid 1966, I, p. 478. 2 Flor 10. Las citas o referencias de las fuentes biográficas de san Francisco se toman de la obra San Francisco de Asís. Escritos. BiografÚ!s. Documentos de la época. Ed. de J. A Guerra, B.A.C., Madrid 1991, 4. 4 ed.
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