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LOS HERMANOS VAYAN POR EL MUNDO 221 a) La ejemplaridad de la vida evangélica Francisco es consciente de que la forma de vida que le ha inspirado el Señor no está determinada por una actividad eclesial concreta. El seguimiento de Jesús pobre y humilde es ya, por su ejemplaridad, una comunicación testimonial de la presencia salvadora de Dios entre los hombres y de su acogida para convertirla en historia humana. Cuando Francisco y los suyos, al volver de Roma, tratan de consolidar su identidad, dudan si dedicarse a la vida eremítica pura -de la que eran buenos conocedores- o compaginarla con un servicio más directo a los hombres (1 C 35). En sus conversaciones sobre el modo de vivir con sinceridad el proyecto que el papa les acababa de aprobar, destaca su preocupación por caminar con hondura en la presencia del Señor y la forma que debe tomar su vida evangélica para que sirva de ejemplo a los demás ( 1 C 34). Este comportamiento evangélico, propio de las bienaventuranz.as , no es que margine el anuncio de la Palabra corno una actividad secundaria. Simplemente reconoce que la comunicación del Evangelio no tiene por qué ser exclusivamente verbal. En una cultura como la medieval, donde el símbolo es el vehículo preferido para la comunicación, cabe perfectamente utilizar «la vida según el Evangelio» como un signo global para commúcar la fuerza del Reino. Francisco y su Fraternidad, en cuanto que forman parte de una cultura religio– sa popular, son pródigos en la utilización del gesto, del símbolo, como fom1a de predicación. La formación laica de Francisco le condicionaba a la hora de comuni– carse. Apoyado más en el gesto y en la escenificación de ejemplos que en la palabra ideologizada, los utilizará como medios de comunicación más queridos y familiares. No es posible detallar aquí toda la predicación gestual de Francisco, ni la utilización de los «ejemplos» como materiales de sus arengas y sermones. Simple– mente subrayar que para él era de suma importancia el ejemplo tanto cuando se refería a su comportamiento evangélico, como al utilizarlo en la predicación. La finalidad del anuncio del Evangelio no se reduce a comunicar saberes sino que implica también provocar la conversión. Por eso Francisco emplea la propia vida evangélica corno un gesto, como una pregunta que exige una respuesta existencial. De este modo anuncia ya con el símbolo lo que significa y a lo que compromete el seguimiento de Jesús. Este tema de la ejemplaridad de Francisco recorre todas las Fuentes francisca– nas. El esquema que sigue es sencillo: Así como Cristo es modelo para Francisco, éste lo debe para los demás frailes. El Francisco histórico va dando paso al Francis– co «espejo de perfección» (2 C 26) a medida que va entrando en el nimbo de lo

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