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LA OBEDIENCIA HlANOSCANA... 85 2. JESÚS, MODELO DE 0BFDIENOA La apertura del Hijo, por medio del Espíritu, a la voluntad del Padre se va a realizar también históricamente en al vida de Jesús. El designio del Padre le ha cautivado de tal modo que se ha entregado totalmente a él, hasta el punto de no querer otra cosa. Por eso, toda su vida y alimento será comulgar plenamente con esa voluntad (Jn 4, 34). La actitud obcdiencial de Jesús se encama a través de las mediaciones históri– cas que le permiten aceptar, por medio del discernimiento, el doloroso y oscuro camino hada el Padre. De tal manera esto es así que la Carta a los Hebreos dice de él que aprendió la obediencia a fuerza de sufrimientos (Heb 5, 8); es decir, por el sometimiento y aceptación de todo lo duro, y hasta repugnante, que pueda tener la vida en ciertos momentos. Jesús se somete totalmente a todo eso que le viene de la mano del Padre y que constituye para él la mediación del amor de Dios (OfP 1-6); de ese modo, con la obediencia hasta la muerte, Cristo realizó nuestra salvación. Francisco captó perfectamente, a pesar de su ignorancia teológica, esta virtualidad salvadora de la obediencia de Jesús. En la Carta a todos los fieles les re– cuerda que en la oscura noche de Getsemaní Jesús «oró al Padre, diciendo: Padre, si es posible, que pase de mí este cáliz. Y sudó como gruesas gotas de sangre que corrían hasta la tierra. Puso, sin embargo, su voluntad en la voluntad del Padre, diciendo: Padre, hágase tu voluntad; no se haga como yo quiero, sino como quieres tú. Y la voluntad de su Padre fue que su bendito y glorioso Hijo, a quien nos dio para nosotros y que nació por nuestro bien, se ofreciese a sí mismo como sacrificio y hostia, por medio de su propia sangre, en el altar de la cruz; no para sí mismo, por quien todo fue hecho, sino por nuestros pecados, dejándonos ejemplo para que sigamos sus huellas» (2CtaF 8-13). La obediencia de Jesús es para Francisco una obediencia restauradora. La decisión de Adán de romper la relación obediencia! con Dios y pretender consti– tuirse en principio para sí mismo, expresada en la imagen del árbol y la manzana (Adm 2, 1-2), destrozó nuestro sentido de hombres. Por el contrario Jesús, en plena antítesis con Adán, al renunciar a su autonomía divina y vaciarse de su propia voluntad para seguir la del Padre, restablecerá el diálogo del hombre con Dios constituyéndose en modelo y camino de realización humana y cristiana. 3. SEGUIR A JESÚS GUARDANDO EL Ev Al'\JGHJ0 El seguimiento de Jesús fue el objetivo de toda la vida de Francisco. Un seguimiento que, por estar envuelto en una espiritualidad evangélica propia del tiempo, se convirtió en un vivir el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo. No podía encontrar otro modo mejor de seguir a Jesús más que bebiendo del Evangelio sus dichos y consejos, su actividad y sus obras, es decir, su misma vida entre nosotros.

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