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La reforma de los estudios filosoficos 349 Epaña caminaba más próxima a la zaga que a la vanguardia del proceso. De ahí que el conato de modernización llegara a sus uni– versidades más lentamente que a sus congéneres del exterior. Pero este hecho podía permitir marchar ojo avizor a los aciertos y defectos ajenos en la materia. En el presente capítulo se examinan las ideas básicas de la Enciclopedia sobre reforma de los estudios por su acusado influjo en la de los españoles. Se pasa también revista a ejemplos concretos de la reforma de la facultad de filosofía en otras naciones, pre– cursores en unos casos de la española y simultáneos en otros, pero siempre con algún reflujo sobre ella. Sin esta inserción en su contexto histórico universal, contraria– mente a lo acostumbrado, resulta difícil entenderla bien. 2. La « Encyclopédie », como teoría de la reforma La necesidad de reformar los estudios generales o universidades había sido pronosticada, pedida y en parte planeada por la Encyclo– pédie, ou Dictionnaire raisonné des Sciences, des Arts et des Métiers, par une Société de gens de lettres (1751 y ss.). La Enciclopedia era, en ese como en otros muchos órdenes, a la vez un punto de llegada y un punto de partida. Encauzadas hacia ella, convergían en sus páginas multitud de ideas innovadoras, «ilustradas», que luego, desde ella, se difundirían por toda la Europa culta, depuradas de toda ganga personalista y troqueladas según el « buen gusto » francés para que fueran incorporables por un mayor número de gentes. Es verdad que no pocas de tales ideas habían llegado ya por su propio camino a conocimiento de un público selecto; pero sería la Enciclopedia quien las pusiera al alcance de todos los interesados y de nuevos prosélitos. En el tema que nos importa, por ejemplo, hay indicios suficientes para afirmar que no faltaban en las universidades españolas cono– cedores y críticos de las varias tendencias reformistas. A este número pertenecían catedráticos como Manuel B. de Ribera en Salamanca y Tomás de San Vincente en Alcalá, que catalogaban a los posibles ideólogos de la reforma en tres grupos, juzgando como óptimo en lo concerniente, sobre todo, a la teología, al integrado por Fleury, Mabillon y Graveson; como aprovechable, pero insuficiente, el de

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