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La reforma de los estudios filosoficos 359 En teología se acentuaba la necesidad del quatrivium parajanse– nístico (Escritura, tradición, patrística, concilios), Ja extirpación de las sutilezas y cavilaciones escolásticas, las cuestiones inútiles y ramas tradicionales del escolasticismo, debiendo subsistir sólo el magisterio de san Agustín y santo Tomás. Pero no se anatematizan con el mismo rigor que en España el espíritu de partido ni el dictado. Se pondera la importancia de las humanidades, matemáticas, geometría y álgebra. A la historia de la filosofía se la valora.en mucho, como preámbulo de las demás partes de ésta: El profesor de lógica habría de iniciar su asignatura compendiando la historia de toda la filosofía, que, a su vez, habría de cursarse en dos años. Los pro– fesores no mudarían fácilmente de materias, a fin de que con su explicación prolongada terminaran en especialistas y pudieran escri– bir sobre ellas con mayor solvencia. Su eclecticismo programático no está reñido con el tomar de la filosofía escolástica los temas im– prescindibles para entender la teología correspondiente. El plan respira entusiasmo por la ética y más aún por la física, « ciencia admirable», y sus descubrimientos, cuya ignorancia « sería vergüenza en un siglo tan ilustrado como el nuestro» 15 • Alma de la reforma universitaria en Parma parece haber sido el teatino Paolo Maria Paciaudi 16 • La redacción de su plan carece del · aire de interinidad característico de los planes españoles. La inten– ción de quienes hacían darlo a luz también en la España de 1768 acariciaba seguramente en él el anticipo de una meta de su gobierno, el dotar a las universidades españolas de un código definitivo de formación y, al país, del régimen de instrucción pública que ne– cesitaba. Todavía más importante, como modelo en suelo italiano para la reforma pretendida, era la de la Sapienza, o universidad de los papas en la ciudad eterna. A ella conciernen las palabras liminares de Campomanes en este apartado. Los cambios introducidos en este centro resultaban más aleccio– nadores por tratarse de la universidad de la Iglesia, por su fecha temprana (1748) y por su reorganización sistemática. 15 Constitución..., 39. 16 CAMPAGNOLA, o.e. 109, con bibliografía, y En torno al influjo de Zeger-Ber– nard van Espen, en Laurentianum 7 (1966) 132.

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