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121 Voluntarismo en la escuela de Salamanca Espíritu LXXI (2022) ∙ n.º 163 ∙ 119-143 II. Antecedentes No hay duda que el tema de la libertad humana ha sido recurrente en la filosofía y teología franciscana, vinculado estrechamente al de la volun- tad. Por curioso que pueda parecer, en la filosofía de Duns Escoto ni la voluntad, ni el hombre —ni tan siquiera Dios— ocupan el primer lugar. El centro incuestionable está ubicado sobre la esencia de Dios. Sería absurdo pensar que uno de los grandes escolásticos —quizás también uno de los más complejos— afirmase de manera simplista que lo arbitrario es la esen- cia de Dios 3 . Sí es cierto que para Duns Escoto la voluntad libre es algo trascendental en relación al hombre y, por lo mismo, elemento constitutivo de la antro- pología 4 . Esa libertad está haciendo referencia a la voluntad como perfección pura y autosuficiente , que ya san Anselmo había definido como perfectio sim- plex 5 , a lo que él añade que es algo primario —autosuficiente—. Lo inte- resante es que, al considerar la voluntad como una característica del alma humana, entiende que no puede ser reducida a otra cosa, en razón de ser algo inherente y, por lo mismo, irreductible a otras perfecciones. Como se puede intuir, Duns Escoto no está negando que la inteligencia esté presente en la actuación de la voluntad, pero sí que sea la que determine las decisiones volitivas. No tiene duda de que la voluntad es libera per essen- tiam; lo que le da una mayor consistencia frente a la necesidad natural. Era una consecuencia del propio planteamiento de san Agustín cuando se pre- guntaba qué es el hombre, sino su voluntad. La inteligencia tiene una prio- ridad temporal, en relación a la voluntad, pero esto no lleva implícito quién la ha de tener en el orden causal, lo que se concreta en la pregunta sobre quién determina a quién en el acto electivo consciente. A ello responderán tradicionalmente los escolásticos, agrupados en escuelas. No cabe duda de 3 Cf. E. Gilson, Jean Duns Scot. Introduction à ses positions fondamentales , 575-576. 4 Es precisamente en la voluntad donde ubica el acto libre, puesto que el querer es la acción propia de la libertad, aunque la voluntad no puede actuar si antes la inteligencia no le muestra el objeto; lo que no supone afirmar que la inteligencia pueda ser considerada causa. Así lo afirma él: “Volitio est effectus posterior intellectione naturaliter […], et propter illum ordinem necessarium, non potest causari volitio a voluntate, nisi prius causetur ab intellectu intellectio”. I. Duns Scotus, Ordinatio II, d. 25, q. un., n. 19 (XIII, p. 212b). 5 “Perfectio simplex est quae, in quolibet habente ipsam, melius est ipsum habere quam non ipsum habere”. San Anselmo, Monologion , cap. 15; I. Duns Scotus, Quod- lib. V, n. 13 (XXV, p. 216).
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