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VALORES EVANGÉLICOS DE LA REGLA HOY 271 la opc1on evangélica en que estamos empeñados y sus previsibles conse– cuencias. Esta aceptación gozosa del seguimiento de Jesús requiere un ambiente de austeridad alegre y luminosa que manifieste nuestra volun– tad de buscar lo necesario, el Reino de Dios y su justicia, como una forma gratificante de realización. 8. LAS ESTRUCTURAS DE LA FRATERNIDAD La Fratermdad, como grupo de hermanos reunidos por el Espíritu de Jesús para amarse recíprocamente y manifestar así que el Reino ha comenzado, necesita unas estructuras mínimas que hagan posible y favo– rezcan esta realidad. Generalmente, se detecta una desconfianza ante ellas porque se supone que ·están, casi exclusivamente, para solucionar nues– tros problert1as individuales, sin tener en cuenta el bien del grupo. Sin embargo, hay que retomar el sentido de la Fraternidad y sus necesidades como una instancia superior, a cuyo bien deben contribuir todos los particulares, sin abusar tampoco, por parte de la autoridad, confundiendo su propio bien con el general, e imponiendo como provechoso para la Fra!ernidad lo que solamente él ve como favorable. Este peligro se ahu– yenta con el diálogo y la contrastación de pareceres. El funcionamiento de esta organización que llamamos Fraternidad depende de la colaboración de todos. Por tanto, el valor que debiera ani– mar nuestra esperanza de que la Fraternidad sea evangélicamente eficaz toma el nombre de corresponsabilidad. Es decir, que la creación de un futuro, que sea razonablemente satisfactorio en cuanto a 1a marcha de las estructuras, depende de nuestra capacidad de conferirle a la Fraternidad un dinamismo que nos perm'1ta trabajar con ilusión en el proyecto de vida en el que estamos empeñados. El buen o mal funcionamiento de las estructuras fraternas es problema nuestro y, por lo tanto, a nosotros nos toca resolverlo. Exigirnos optimismo en estos momentos no es más que apelar a la fe que decimos poseer, reconociendo que 'Cl Espíritu del Señor es el primer interesado en que cammemos hacia adelante, si nosotros r-ontribuirr.os, al menos, suprimiendo obstáculos. 9. LA ACTIVIDAD APOSTÓLICA En :t1uestras Fraternidades el apostolado participa de la ambigüedad Y el clericalismo que caracteriza al apostolado de la Iglesia en g~neral. Ambigüedad porque, al no estar claras las fronteras de la fe v la increen– cia, satisface un tipo de demanda sociológica que no disting1;e ]as verda– deras exigencias y necesidades de la fe, de otras más difosas que podría– mos llamar «religiosas». Si la Iglesia no se decide a clarificar cuál es realmente: el grupo de creyentes que necesita ser animado en su fe, v es'C

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