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«ADORAR AL SEÑOR DIOS» 197 rante el día van a las ciudades y a las aldeas para conqu'istar a los que puedan, dedicados así a la acción; y durante la noche, retornando al des– poblado o a lugares solitarios, se dedican a la contemplación» (BAC 964). El hecho de que sean los eremitorios las primeras moradas estables que consigue la Fraternidad en su asentamiento nos indica la 'impor– tancia que se daba a este modo de vida y, por tanto, al tipo de oración que en ellos se llevaba. Pero no era exclusivo de los eremitorios este modo de estar en la presencia de Dios. El ejemplo de Francisco de ais– larse en la soledad para orar y dedicar largas temporadas de retiro abso– luto para entregarse a la oración-meditación, se convertirá en norma para todos los hermanos hasta el punto de exigir una Regla para los eremi– torios, donde se retiraban de forma rotativa los «orantes» (1 R 17, 5). · Esta Regla es el culmen de una tradición eremítica en la Fraternidad que se caracterizaba por el predominio de la meditación sobre la oración litúrgica. En Francisco aparece claro este instinto, sobre todo al principio, de retirarse al bosque para orar, el pasarse grandes temporadas de retiro contemplativo y el aislarse cuando se encuentra en algún convento para 110 ser molestado en su oración. Al analizar la Regla para los eremitorios encontramos ya una armoni– zación d-e la oración litúrgica y la meditativa. Los hermanos tienen que rezar todas las horas del Oficio, pero sin hacer referencia alguna a la celebración de la Misa, lo cual es otro indicio de su tendencia eremítica. En los otros eremitorios más conventuales el ritmo de vida era menos extremo. Se compaginaba la oración, el trabajo y el apostolado, pero teniéndo siempre en cuenta que lo fundamental de sus vidas era la ora– ci-6n. Los biógrafos describen esta faceta de Francisco con gran profusión de detalles al ofrecernos innumerables momentos de la vida del Santo dedicados a este menester contemplativo (1 Cel 71. 91; 2 Cel 95. 168s; LM 9, 4). - Oración paralitúrgica La estructura devocional de Francisco está marcada por la liturgia. El haber bebido en ella durante las celebraciones de su propia iglesia y el aprendizaje de las letras en el libro de los Salmos determinaron su forma de dirigirse a Dios. La mayoría de las oraciones que nos quedan de Francisco están oradas desde la liturgia. Incluso el vocabulario que utiliz2,, en su composición es netamente litúrgico, lo cual indica que su oración privada se alimentaba de la oración pública de la Iglesia, es decff, de la liturgia. Un ejemplo claro de ·esta devoción paralitúrgka es el Oficio de la

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