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LA POBREZA FRANCISCANA 5 El pobre del siglo vn ya no es el esclavo que se volvió criado, sino un campesino, un aldeano jurídicamente libre al que, aun teniendo algunos medios propios, la insuficiencia de recursos en víveres y ropa, las deudas y la integridad física, le obligan a soportar, e incluso solicitar, el patronato de un poderoso. Este contrato de mediados del siglo vm refleja la condición del pobre «rural», caracterizada por un contraste con el «poderío»: «Como todo el mundo sabe que no tengo con qué alimentarme y vestirme, he solicitado de vuestra piedad, y vuestra voluntad me lo ha concedido, el poder entregarme a vos o confiarme a vuestra protección. Lo que hago en las condiciones siguientes: vos debéis ayudarme y sostenerme, tanto por el alimento como por el vestido, según pueda serviros y merecer de vos. Mientras viva, os deberé el servicio y la obediencia compatibles con la libertad, y toda mi vida careceré del poder de sustraerme a vuestro poder y a vuestra protección» (Formulae Turonenses). A partir del siglo IX, al grupo de los «pobres», que disponían de libertades y de algunas tierras, se le unió el de los «indigentes», víctimas del desequili– brio de la economía rural debido, en parte, al crecimiento demográfico. Estos grupos, que vagabundeaban sin un lugar fijo, fueron de nuevo sometidos por los «potentes», aprovechando la inseguridad producida por las gue1Tas in– testinas y las nuevas invasiones, así como el desorden proveniente de la disolución de la autoridad pública. Sin embargo, este fenómeno no fue general. En la Italia central de los siglos x y xr, el «encastillamiento» no se limitó a la recuperación, por parte de los señores, de los elementos marginados de la sociedad; los vagabundos no tuvieron sino un lugar menor en la composición de estos núcleos sociales. El mapa de la pobreza estaba cambiando al desaparecer los «potentes» y ser reemplazados por la aristocracia terrateniente. Los tradicionales «pauperes» o bajaron a formar parte de los indigentes o se integraron en nuevas formas de organización social. La oposición de los términos «pauper– potens», como expresión de la realidad social, había dejado el lugar a 1a de «pauper-miles», cobrando un nuevo aspecto el problema de la pobreza desar– mada frente al poderoso militar. Con la revitalización de las ciudades en el siglo XII, la pobreza toma una nueva dimensión. Aunque la pobreza rural clásica sigue acentuándose debido al excedente demográfico, las hambrunas y el endeudamiento del campesino que le obligaba al abandono de sus tierras para engrosar 1a masa de vagabundos mendicantes que se acercaba a las puertas de los monaste– rios, aparece un nuevo tipo de pobreza urbana caracterizada por su anonimato y la imposibilidad de superarla; miseria tanto más sentida por cuanto que la economía de cambio le ponía ante los ojos la opulencia del mercader y del cambista. Al concepto de «pobre» no sólo se opone el de «ciudadano» sino también el de «rico».
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