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JULIO MICÓ, OFMCap temas básicos de espiritualidad franciscana tema 7* «SEGUIR LA HUMILDAD Y POBREZA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO» (1 R 9, 1) La pobreza franciscana El encuentro con Dios y la voluntad de permanecer abierto y disponible frente al Misterio, constituyeron para Francisco el eje y armazón de toda su existencia. Este encuentro en gracia, al que solemos llamar oración, es el que le permitió conocer a fondo la realidad, más allá de su apariencia: lo que es Dios y lo que es el hombre. Para expresar esta experiencia, por otra parte indecible, empleará los términos riqueza-pobreza, como una forma de aproxi– mación a lo que, para él, era esta relación con la divinidad. Dios es el Santo, el Absoluto, el Bien, el Amor, el Creador ... , es decir, el rico en ser y generosidad. El hombre, por el contrario, es el pecador, el relativo, el que hace mal, el mísero, la criatura... , es decir, el pobre mendigo de ser y desagradecido ante la gracia del don. En un primer momento, la pobreza de Francisco se descubre fundamentalmente teológica, por estar referida a la actitud del mis– mo Dios que, en Jesús, siendo rico se hizo pobre, para enriquecernos a todos con su pobreza. Seguramente Francisco no llegó a esta com– prensión profunda de la doctrina de S. Pablo por medio del saber, pues no tenía estudios. Pero el modo en que concretizó su vida de pobreza denota que percibió perfectamente lo esencial de la propuesta evangélica ofrecida por Jesús. El ejemplo de Cristo hecho hombre, quien siendo rico no dudó en rebajarse hasta nosotros, haciéndose uno de tantos al tomar nuestra carne de debilidad y, una vez que optó por anunciar el Reino de forma itinerante, tener que llevar una vida precaria en bienes y comodida- * Cf. los temas anteriores en Sel Fran n. 49 (1988) 53-80; n. 50 (1988) 169-192; n. 52 (1989) 23-54; n. 53 (1989) 275-307; n. 54 (1989) 391-428; n. 55 (1990) 47-82; n. 56 (1990) 177-212.

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