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LA POBRE7.A PRANCISCANA 31 entender las decisiones de Francisco y sus compañeros de no exigir nada que no sea su derecho a vivir el Evangelio de una forma pauperista. El que es pobre necesita trabajar para satisfacer sus necesidades. Pues bien, Francisco manda a sus hermanos que trabajen manual– mente. Pero cuando dejen de pagarles el jornal, no por ello deben exigirlo, ni mucho menos dejar de trabajar, sino recurrir a la «mesa del Señor» (Test 22). La desapropiación interior no sólo lleva a tener que prescindir de casas confortables, sino incluso a renunciar al derecho de reclamar la propiedad y a abstenerse de pedir cartas de recomendación a la curia romana para defender las propias casas e iglesias (Test 25). El ambiente de las bienaventuranzas que envuelve todo este modo de actuar, está dibujado en la conducta que deben adoptar los hermanos cuando van por el mundo (1 R 14,5-6). Las descripciones que hacen los biógrafos y cronistas de los pri– meros hermanos, ponen de manifiesto que no se trataba de simples normas escritas, sino que estaban asumidas en las conductas diarias. Ya hicimos mención de lo acontecido en Rivotorto cuando los herma– nos fueron expulsados de la cabaña donde vivían (1 Cel 44). Pero la anécdota que narra Jordán de Giano en su Crónica es todavía más elocuente, por cuanto describe de forma jocosa un valor tan funda– mental y evangélico. Enviados los hermanos a Hungría sin conocer el idioma, los pastores les azuzaban los perros y los molían a palos. Con el fin de aplacru.·los, les dieron los hábitos, las túnjcas y hasta los calzones, quedando desnudos. Para terminar con esta continua hu– millación -algunos los habían perdido hasta quince veces-, adopta– ron una solución poco higiénica: ensuciarlos con excremento de buey (Crón. 6). d) «No os apropiéis cosa alguna» La desapropiación no afectaba sólo al derecho sobre las cosas. Francisco fue intransigente -y también impotente- ante la tenden– cia de algunos hermanos a apropiarse las cualidades personales y los cargos. En la Admonición 5 expone Francisco su teoría sobre la desapropiación planteando la hipótesis de que, aun suponiendo que fuéramos tan agudos y sabios, que poseyéramos toda la ciencia y supiéramos interpretar toda clase de lenguas y escrutar agudamente las cosas celestiales, no tendríamos motivo para sentirnos orgullosos,

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