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LA POBREZA FRANCISCANA 15 testimoniar el Evangelio de un modo sencillo y directo. Su estructura, por tanto, es típica de estos movimientos, dedicados a la predicación circunstancial e itinerante y basados en una economía de pobreza. Ante el rechazo de recibir dinero y poseer cosa alguna, los medios de subsistencia para el grupo se reducían al trabajo manual subalterno y, en caso de que no fuera suficiente, al recurso a la limosna como los demás pobres sociales. Por tanto, al tratar de ver cómo entendía y vivía Francisco la pobreza, habrá que tener presente este cuadro pauperístico desde el que afronta la exigencia evangélica. La conversión de Francisco a los pobres no se realiza porque haya descubierto la necesidad de luchar para devolverles su propia digni– dad de hombres reivindicando sus derechos. Si va hacia ellos es por esa tracción misteriosa que él definirá como una gracia del Señor (Test 2) y que tendrá como fin encontrarse con el Cristo pobre y doliente. El fundamento y razón de la pobreza en Francisco tiene que buscarse en el Evangelio leído y experimentado desde una óptica pauperística. El Cristo que descubre Francisco en el Evangelio es un Cristo pobre; pobre no sólo de cosas materiales sino, incluso, cons– ciente y aceptador de su propia pobreza como medio de liberación. Se trata de una pobreza humilde. Por eso, la participación en su vida _:_su seguimiento- se tiene que realizar también dentro de ese marco de pobreza humilde. Es, en definitiva, el intento de abordar el Evangelio desde la actitud radical de las bienaventuranzas, no sólo en el texto de Lucas, donde se habla de pobreza material, sino principalmente en el de Mateo, que habla de pobreza de espíritu o pobreza humilde. l. «SIENDO RICO, SE HIZO POBRE» La experiencia del Dios rico que le devuelve, como un espejo, la imagen de pobreza existencial, aun siendo importante, no es suficiente para explicar la concretización en la pobreza de su proyecto cristiano de vida. La pobreza de Francisco se basa, fundamentalmente, en la pobreza de Cristo. El ambiente religioso pauperístico le ayudó a descubrir en el Cristo que motiva su seguimiento, no sólo al hombre austero que, por las circunstancias concretas de su misión, tiene que desenvolverse en un medio pobre y desarraigado, sino al Dios rico que para superar nuestra pobreza no duda en rebajarse hasta ella haciéndose uno de tantos (2CtaF 4s).

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