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ANTROPOLOGÍA DE LA POBREZA FRANCISCANA 221 diremos que la pobreza tiene dos motivaciones en Francisco: imitación de Cristo y medio de perfección. Lo sociológico sería una consecuencia de lo anterior. FRANCISCO Y LA PAZ El sentido de la paz franciscana nos ayudará a profundizar y complemen– tar la dimensión de la pobreza. Porque Francisco vivió en su propia carne la experiencia de diferentes tipos de paz. Año 1198: Sublevación de los minores que logran expulsar a los nobles. La nobleza se refugia en Perusa. Francisco tiene 16 años. Es la paz que imponen los minores o clases populares. Año 1202: Asís declara la guerra a Perusa. Francisco toma parte en la guerra. Los asisienses pierden la guerra y Francisco es hecho prisionero. Los nobles vuelven a Asís. Se restaura la paz feudal: subordi.11ación y sornetirnien– to del pueblo. Año 1210: Los minores y los maiores firman la paz. Los minores pueden adquirir propiedades, y formar parte del gobierno. La paz se basa en la propiedad, que ya no es exclusiva de los nobles. Es una paz social. En este año es cuando Francisco obtiene la aprobación oral de la Regla por Inocencio III, comienza a vivir en Rivo Torto y recorre los caminos anunciando la paz. En toda casa en que entren digan primero: Paz a esta casa (1 R 14). ¿Predica Francisco la paz de Asís de 1210? Ese era el tema del ambiente: la paz en que todos pueden ser propietarios. Pero Francisco piensa de modo distinto. La paz no es fruto de la propiedad, sino de la desapropiación: Sin nada propio (1 R 1). Guárdense los hermanos, dondequiera que estén, de apropiarse para sí ningún lugar (1 R 7). Los hermanos no se apropien nada para sí, ni casa, ni lugar, ni otra cosa (2 R 6). Esto obliga a los franciscanos a cambiar de lugar social. Porque a partir de la paz de 1210, en la ciudad de Asís, dentro de sus muros, residen los nobles, el Obispo y el clero, los comerciantes y quienes, teniendo propiedades, son considerados ciudadanos. Fuera de los muros de Asís tienen que irse a vivir los que carecen de propiedades, los pobres, los bandidos, los leprosos (por el peligro de contagiar a los ciudadanos), los vagabundos... y los franciscanos. No poseen nada, no pueden apropiarse de ningún lugar ni de vedárselo a nadie. Y todo aquel que venga a ellos, amigo o adversario, ladrón o bandido, sea acogido benignamente (1 R 7). Los leprosos y los ladrones son el entorno natural de los primeros hermanos menores. Es significativa la anécdota de los frailes y los ladrones de Monte Casale: Hermanos ladrones, venid hasta nosotros, pues somos hermanos y os traemos buen pan y mejor vino (EP 66).

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