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328 LÁZARO IRIARTE do efecto venía a aclarar el proyecto divino sobre él: una vida para vivir y compartir luego con otros hermanados por la misma vocación. Por lo tanto el descubrimiento del Evangelio en Francisco de Asís sigue una trayectoria completamente personal, genuinamente penitencial, de res– puesta al llamamiento de Dios, sin ninguna dependencia de influjos colatera– les. Pero semejante trayectoria no es la de un meteoro fuera de órbita: el clima cristiano europeo estaba en aquellos decenios saturado de aspiraciones evan– gélicas más o menos ortodoxas; el Pobrecillo encarnaba, sin darse cuenta él mismo, aquellas aspiraciones. He aquí, en parte, el secreto de su éxito. Su opción evangélica fue, como él mismo afirma, fruto exclusivo de una conversión. No entran las motivaciones sociales y ni tampoco las eclesiales. Francisco no fue insensible a las disputas entre los mayores y los menores, ni a la situación de los siervos de la gleba; sufría ante el escándalo del alto clero, secularizado y ambicioso, y ante el bajo nivel moral y pastoral del clero inferior; pero no utilizará otra contestación ni otra denuncia sino la profética del testimonio, del mensaje de la penitencia y de la paz. 2 4. EL PAPA lNOCENCIO III ANTE EL PROYECTO EVANGÉLICO DE FRANCISCO Francisco dio comienzo a la experiencia de la «vida según el Evangelio», junto con los hermanos que el Señor le daba, en pobreza y simplicidad, en estado permanente de misión, teniendo como lugar de encuentro la choza de Rivotorto. Dos libros ponía ante ellos como eje de la nueva vida: la cruz de Cristo y el Evangelio; esto venía profundizado y contemplado por cada uno personalmente, según el testimonio recogido por san Buenaventura. 3 A medida que la verificación del ideal evangélico daba consistencia al grupo, que fue aumentando hasta el número de doce, el fundador traducía en una elemental normativa los aspectos más profundamente evangélicos que debían configurar la naciente fraternidad. Y la mandó escribir «con pocas y sencillas palabras». Parece que la protorregla constaba de numerosos pasajes del Evangelio, que luego formarán el núcleo de la Regla denominada «no bulada». La dinámica del evangelio de la misión inspiraba la selección del grupo cuyos miembros recorrían, de dos en dos, las regiones de Italia central. Pero 2 L. IRIARTE, «Presenza penitenziale e profetica del frate minore», en lo., Temí di vita francescana, Roma 1987, 132-189. 3 S. BoNAVENTURA, Epístola de tribus quaestionibus, en Opera omnia VIII, Ad Claras Aquas (Quaracchi) 1898, 334 s.

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